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Reseña: Critón de Platón

Reseña:

Platón, Diálogos I, Critón. Trad. y notas,  J.Calonge, Biblioteca Clásica Gredos, Editorial, Madrid, 1985. 





En la nota introductoria a la obra, J.Calonge nos da unas pinceladas acerca de la ubicación del texto dentro de la obra de Platón. Muy cercana a la Apología, trata de las horas previas a la ejecución de Sócrates. Critón, amigo y discípulo del maestro viene con la intención de que se sustraiga a la aplicación de la condena, y huya antes de que los barcos de Delos lleguen a Atenas*. En la nota a al pie (1) nos explica esta costumbre. “Todos los años se enviaba una procesión a Delos en recuerdo de la victoria de Teseo sobre el Minotauro, victoria que liberó a Atenas del tributo humano que debía pagar a Minos. Desde que la nave salía hasta su regreso, no se podría ejecutar ninguna sentencia de muerte*”. (pàg.194)

El Critón, es el diálogo más breve de la obra de Platón. Su brevedad, no significa que Platón no estuviera interesado o que su contenido ya hubiese sido expuesto en la Apología, por ejemplo. No es seguro, dice Calonge, que el Critón sea la continuación de la Apología. Si queda claro, que el problema que se plantea es de primer orden. Sócrates rechazará la sugestión de Critón para que se evada del lugar donde está encerrado en espera de la muerte. ¿Es ético, evadirse ante una muerte segura? Sócrates da un ejemplo de virtud cívica ante Critón y todos sus amigos, al rechazar la oferta para que se sustraiga a la acción de la justicia ateniense. Así, Sócrates podrá decir a Critón: “-Por tanto, tampoco si se recibe injusticia se debe responder con la injusticia, como cree la mayoría, puesto que de ningún modo se debe cometer injusticia” (49b). La injusticia sea, la sentencia, no se limpia con la huida. Para Sócrates, las leyes de la ciudad son sagradas, aunque me perjudiques. No vale afirmar que son buenas porque benefician y malas cuando me perjudican. 

Sócrates habla de lo que diría la ciudad y las leyes (polis y nomos). Así: “(…) ¿Pues a quién le agradaría una ciudad sin leyes? ¿Ahora no vas a permanecer fiel a los acuerdos? Sí permanecerás, si nos haces caso, Sócrates, y no caerás en el ridículo saliendo de la ciudad” (53a).

Sócrates acepta el veredicto de sus conciudadanos. No es que quiera morir, pero prefiere aceptar la muerte que romper con lo que ha querido ser siempre: un ciudadano de Atenas. La virtud (areté) no se mide ni por el aplauso de la mayoría, ni por el rechazo a la sociedad que te condena, sino en la entereza (andreia) de la propia rectitud. Sócrates, acepta el veredicto, y dos mil trescientos años después, seguimos preguntándonos, ¿qué haríamos nosotros, que no somos Sócrates?  


Reseña: Días y libros de Emilio Lledó (I)

 Ressenya: 

Emilio Lledó, Días y libros, Edición de Mauricio Jalón. Austral, Barcelona, 2018. 




Leer a Lledó es una experiencia inolvidable. Es nuestro sabio por antonomasia –me gusta esa palabra-. Su estilo sencillo y lleno de matices, es capaz de introducirnos en todos los problemas que plantea al hilo de sus reseñas y comentarios en cuestiones de actualidad. El arco de tiempo que abarca estas breves “pepitas de oro”, las hay desde 1952 – Un problema Occidental-  hasta 1993 – Carta desde Berlín- del propio Lledó.

Lledó nos pasea con mano amiga pero firme, por los vericuetos del pensamiento occidental al hilo de reseñas de autores alemanes mayoritariamente, que desgraciada-mente, no se han traducido. Su profundo conocimiento de la historia de la filosofía nos permite averiguar el núcleo de los problemas que se van planteando.

Presocráticos, Platón, hay que recordar que Lledó escribe un texto esencial en su introducción a las obras de Platón, vol I, editorial Gredos, donde contextualiza y analiza todo lo que hay que saber sobre las obras y el significado siempre abierto de Platón. Aristóteles, y su reivindicación de un autor clásico, que es capaz aún de pervivir para hacernos reflexionar hoy, destruyendo una imagen anquilosada y caduca. Epicuro, Plotino, Descartes, Kant, que esboza una síntesis excelente sobre los problemas planteados por el autor de la Crítica de la razón pura. Hegel, el idealismo alemán, Dilthey, la hermenéutica y Gadamer. Cerrando con una imprescindible  reseña de Filosofía 87 cuyo editor es  Vattimo.

El núcleo central, es imposible resumir todos los hilos que recoge Lledó, pero simplificando al máximo, diríamos que lo que está en juego es el hombre concreto. Ese hombre que desde Grecia para circunscribirnos a nuestra cultura, apostó por el logos, el lenguaje, y la necesidad de saber. Vivimos tiempos menesterosos, donde la velocidad se confunde con el saber, estamos inundados de información, pero nos falta saber, falta ese momento imprescindibles que es la reflexión, la introspección, la necesidad de tomar distancia de las cosas, antes que nos devore esa anarquía de propaganda que nos dice como debemos vivir, en medio de una tecnología que quiere controlarnos. ¿Cómo resistir esos embates? ¿Cómo construir una sociedad más humana, más libre, más fraternal y equitativa?

Lledó trata de darnos pistas. El lenguaje, el logos, la intersubjetividad, el diálogo real, la pasión, la racionalidad son elementos necesarios para resistir esa invasión de lo tecnológico en el espacio del “mundo de la vida”. Nada no es ajeno a cuanto acontece en nuestro mundo. 

Unos textos que dan que pensar y permiten reflexionar sobre lo que somos y sobre todo queremos ser. Una de las pistas que se remite y remite en sus reseñas es el saber leer. Puede parecer una obviedad, pero el tema no es menor. Leer es conectarse con el autor del texto, y si ese autor hace siglos que escribió, es evidente que no escribió para nosotros, sino para sus conciudadanos. Esa capacidad de conectarnos con el pasado, permite que ese pasado traspase la barrera del tiempo y se haga presente en nuestro presente. Los clásicos, son esos autores que nos hacen reflexionar sobre nuestro presente, por eso, nunca caducan. Platón se enfrenta a los sofistas, pero toda su obra es una grandiosa reflexión sobre nosotros mismos, por eso, su lectura, aún puede ayudarnos a pensar sobre temas que siguen aún en pie: la justicia, la bondad, el amor, el saber, las paradojas del lenguaje, la política, la demagogia, la tiranía, no buscamos soluciones en Platón, sino que a través de su lectura, nos da un punto de lucidez para solventar esas cuestiones que encadenan nuestras sociedades. 

El libro le falta un índice analítico que resultaría muy útil, dada la cantidad de nombres y corrientes que se manejan. Esto no es por culpa de Lledó, sino de la editorial.


El mito de la caverna

 


"Y a continuación -seguí- compara con la siguiente escena el estado en que, con respecto a la educación o a la falta de ella, se halla nuestra naturaleza. Imagina una especie de vivienda subterránea provista de una larga entrada, abierta a la luz, que se extiende a lo ancho de toda la caverna y unos hombres que están en ella desde niños, atados por las piernas y el cuello de modo que tengan que estarse quietos y mirar únicamente hacia adelante, pues las ligaduras les impiden volver la cabeza; detrás de ellos, la luz de un fuego que arde algo lejos y en plano superior, y entre el fuego y los encadenados, un camino situado en alto; y a lo largo del camino suponte que ha sido construido un tabaquillo parecido a las mamparas que se alzan entre los titiriteros y el público, por encima de las cuales exhiben aquellos sus maravillas.

- Ya lo veo - dijo. Callados. -¡Qué extraña escena describes -dijo- y qué extraños prisioneros!

- Iguales que nosotros - dije -, porque, en primer lugar, ¿crees que los que están así han visto otra cosa de sí mismos o de sus compañeros sino las sombras proyectadas por el fuego sobre la parte de la caverna que está frente a ellos?

-¿Cómo - dijo -, durante toda su vida han sido obligados a mantener inmóviles las cabezas?

-¿Y de los objetos transportados? ¿No habrán visto lo mismo?

-¿Qué otra cosa van a ver?

- Y, si pudieran hablar los unos con los otros, ¿no piensas que creerían estar refiriéndose a aquellas sombras que veían pasar ante ellos?

- Forzosamente.

-¿Y si la prisión tuviese un eco que viniera de la parte de enfrente? ¿Piensas que, cada vez que hablara alguno de los que pasaban, creerían ellos que lo que hablaba era otra cosa sino la sombra que veían pasar?

- No, ¡por Zeus! - dijo.

- Entonces no hay duda - dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna otra cosa más que las sombras de los objetos fabricados.

- Es enteramente forzoso - dijo.

- Examina, pues - dije -,qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia y si, conforme a naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar a la luz y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de las chiribitas, no fuera capaz de ver aquellos objetos cuyas sombras veía antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y vuelto de cara a objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar a sus preguntas acerca de qué es cada uno de ellos.? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?

- Mucho más - dijo.

- Y, si se le obligara a fijar su vista en la luz misma ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos son realmente más claros que los que le muestran?

- Así es - dijo.

- Y, si se lo llevaran de allí a la fuerza - dije -,obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?

- No, no sería capaz - dijo -, al menos por el momento.

- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los cuerpos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.

-¿Cómo no?

- Y por último, creo yo, seria el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su propio dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.

- Necesariamente - dijo.

- Y, después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible y es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.

- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro. -¡Y qué! Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?

- Efectivamente.

- Y, si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a aquellos otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuáles de entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar ,basados en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquél nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaran de honores y poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "ser siervo en el campo de cualquier labrador sin caudal"o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?

- Eso es lo que creo yo - dijo -: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.

- Ahora fíjate en esto - dije -: si, vuelvo el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas como a quien deja súbitamente la luz del sol?

- Ciertamente - dijo.

- Y, si tuviese que competir de nuevo con los que habían permanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad - y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse -, ¿no daría que reír y no se diría de él que, por haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían , si encontraban manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?

- Claro que sí--dijo.

- Pues bien - dije -, esta imagen hay que aplicarla toda ella, ¡oh, amigo Glaucón!, a lo que se ha dicho antes; hay que comparar la región revelada por medio de la vista con la vivienda-prisión y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol. En cuanto a la subida al mundo de arriba y a la contemplación de las cosas de éste, si las comparas con la ascensión del alma hasta la región inteligible no errarás con respecto a mi vislumbre, que es lo que tú deseas conocer y que sólo la divinidad sabe si por acaso está en lo cierto. En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe, y con trabajo, es la idea del Bien pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en todas las cosas; que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera proceder correctamente en su vida pública o privada."

(Platón. República. Libro VII,514a-517c)


1. La Actualidad del retrato platónico(1)

Los cuatro ámbitos o espacios del mito de la caverna muestran diferentes situaciones de nuestra actual condición.

a) En la caverna, los encadenados mirando las sombras ¿No es nuestra vida una existencia encadenada? Nacemos en una sociedad no elegida, con una estructura social bien trabada, con unas ideologías, un lenguaje, unas costumbres.

Y, nosotros, encadenados a nuestra sociedad, vemos como van desfilando a nuestros ojos unas sombras. ¿No es un desfile de apariencias la televisión? Y el cine —Platón sería el inventor—, ¿no es un carrusel de imágenes y no de realidades? Estas sombras seducen a los prisioneros, creen que son la realidad. Y, con su engaño, son muy felices. ¡Que bien se está mirando la televisión!

b) Se libera de las cadenas. Platón introduce una nota de optimismo: el encadenado —no sabemos como— se libera o le liberan de las cadenas. ¿Quién les desata?

Es posible, en nuestra sociedad, que un prisionero se sienta insatisfecho, que dude, que cuestione sus cadenas. Es posible llegar a descubrir el montaje, descubrir que en nuestra sociedad hay mucha mentira y simulación. Hay unos hombres y unos artilugios que producen engaño: publicidad, información filtrada, ...

¿Qué es lo que podía motivar la insatisfacción o la duda del prisionero? Los engañadores siguen incesantemente su camino trazado y engañador. ¿Se hallan también ellos encadenados?

c) El camino abrupto y laborioso de ascensión. El fuego —la electricidad, la técnica— es lo que posibilita este enorme montaje. Con el descubrimiento del fuego el hombre comienza su camino de superación.

¿Quién ha organizado este gran montaje? ¿Esta complicada mentira? ¿Cuál es la intención del engaño múltiple? ¿Existe un engañador no engañado?

Cuando el prisionero se libera de sus cadenas, entonces puede comenzar el largo y laborioso camino de emancipación, de liberación.

d) La salida al mundo exterior y "real" Después de un duro camino de ascensión, el prisionero llega a entrever la verdadera realidad. ¿Qué quiere decir "verdadera realidad"? ¿Cuál es la "verdadera realidad" en nuestra sociedad?

Cuando uno descubre el gran montaje y sale del engaño, ¿debe volver a dentro, informar y liberar a sus antiguos compañeros? Una disyuntiva moral! ¿Qué hizo Sócrates?


Adaptación hecha a partir del artículo [d][']Emilio Lledó,

[Lecturas] de uno [mito] [filosófico], [Resurgimiento], n º 1, 1980.


(1) Este apartado lo tomo prestado de la página de internet a la cual remito.

LA FIGURA DEL FILÓSOFO (I): Platón

 1.- LA FIGURA DEL FILÓSOFO EN LA GRECIA ANTIGUA (PLATÓN Y EPICURO)


    ¿Quién no tiene en la mente la idea de que la filosofía es realizada por individuos extraños o extravagantes dedicados a sus pensamientos sin hacer caso del mundo que les rodea?

El pensamiento filosófico ha oscilado entre el hermetismo más extremo al análisis más banal de eso que denominamos realidad. La filosofía “eso que hacen los filósofos” ha dejado en general en la indiferencia más absoluta a la inmensa mayoría de la sociedad de cada etapa histórica. En el mundo antiguo el conocimiento se expresaba a través de la palabra –por ello Platón en su famoso mito de Theuth y Thamus, que aparece en el Fedro (274c-277 c) recela del valor de lo escrito, él que ha escrito una obra escrita inmensa-, la palabra que expresaba la sabiduría popular –Homero, Hesíodo- donde cada polis un rapsoda –poeta- recitaba las gestas e historias de un pasado inmemorial, el pensamiento filosófico se encontraba alejado de las preocupaciones inmediatas de la gente. La palabra del poeta entraba como flechas en el corazón y en la memoria del auditorio que sabía el contenido de la historia inmemorial, pero que esperaba que el poeta enriqueciera con su talento e imaginación nuevas historias que tendían  a reforzar los lazos de los individuos de la polis, al emparentar a ésta con algún héroe de la localidad.




¿Qué podía decir la filosofía que pudiera desbancar a los poetas? La respuesta inmediata sería nada. Sin embargo, seamos menos tajantes. La filosofía nos dice la historiografía se propone racionalizar el mito, eso lo dicen Burnett, Cornford,etc.¿Qué significa racionalizar el mito? Probablemente quiere decir muchas cosas o nada, todo depende de la perspectiva desde la cual se enfrente el autor. ¿Tales de Mileto (s.VI a.C) racionaliza el mito? No sabemos con certeza el significado de su pensamiento, pues, todo el periodo conocido como presocrático apenas nos ha dejado testimonio escrito. Esto supone que la filología del siglo XIX y de este siglo, han tenido que reconstruir el pensamiento de unos hombres que vivieron y sintieron en una época y un tiempo que ya no podemos captar en su plenitud y para el cual nosotros solamente podemos hacer una reconstrucción con los elementos que el paso del tiempo ha dejado. La figura del filósofo como sabio o bufón aparece precisamente con Tales de Mileto, el primer autor filosófico que tenemos noticia. Para el mundo antiguo Tales es uno de los siete sabios de Grecia. Nos cuentan los doxógrafos –autores que recopilaron datos de otros autores- que mientras Tales se dedicaba a pensamiento elevados –no tenemos ni idea si esa historia es verdadera o falsa-, cae en una zanja en medio del camino. ¿Qué clase de personas son los filósofos que pretenden dar lecciones a los demás, si no son capaces de cuidarse de sí mismos?

Seguramente, para contrarrestar esta historia, también se cuenta su reverso, nos lo cuenta Aristóteles en su Política, I,1259 a 9:”(..) cuentan que previniendo, por sus conocimientos de astronomía, que aquel año habría buena cosecha de aceitunas (..)arrendó los molinos de aceite de Mileto y Quíos (..) y, cuando llegó el momento oportuno, los realquiló al precio que quiso (..).Demostró, así, que es fácil a los filósofos enriquecerse, pero que no es eso lo que les interesa”.

Precisamente, este desinterés en no enriquecerse, es lo que hace a los filósofos sospechosos. Si todos queremos ser más de lo que somos, ¿no resulta sospechoso que alguien haga alarde de no querer lo que los demás desean y anhelan?

El pensamiento filosófico se ha caracterizado en términos generales por ser una reflexión alejada de los intereses cotidianos de la inmensa mayoría de la gente. Sin embargo, también los filósofos son ciudadanos que como hijos de su tiempo, viven los mismos problemas que sus conciudadanos. Aristóteles nos dejó un mensaje esencial en el quehacer filosófico, para hacer filosofía se requiere unos requisitos básicos sin los cuales no puede darse esa actividad que es filosofar. Estos requisitos, suponen tener las necesidades básicas satisfechas, parece indicar que en una sociedad no podría surgir la filosofía si no tuviese satisfecha el más elemental de las necesidades: el hambre.  

En la Grecia antigua el problema de las necesidades básicas, tiene en la institución de la esclavitud, su explicación. Un mundo agrario y mercantil, a la vez que guerrero, generó un tipo de sociedad que hacia el siglo V a.C, supuso el nacimiento de la democracia. Isegoría e isonomía son los dos conceptos que permitieron el desarrollo de una nueva forma de gobernar los asuntos generales. Isegoría, significa igualdad de palabra. Solamente los iguales están en posesión de decir. Isonomía, significa, igualdad ante la ley. La ley es uno de los triunfos del mundo griego y especialmente en Atenas, donde el “nomos” –ley- se imponía a todos los ciudadanos. Es significativo que diferentes filósofos tuvieran el encargo de redactar constituciones-leyes- para sus respectivas polis. Así destacan entre otros: Platón, que en su intento de instaurar al rey-filósofo buscó en Sicilia el lugar donde restaurar la justicia. Parménides también fue encargado por sus conciudadanos para la redacción de las leyes. 

Platón es la quintaesencia del pensamiento metafísico, que al decir de Nietzsche, corrompe definitivamente el pensamiento iniciado por los presocráticos. ¿Por qué Platón expresa ese sentimiento de un pensador alejado de los problemas cotidianos de sus contemporáneos? Los sofistas a los cuales Platón veía como el producto bastardo de una sociedad en descomposición, fueron siempre partidarios de la democracia y, su visión escéptica –antidogmática-, así como su relativismo en todos los ordenes –religiosos, éticos, etc.-, fueron siempre el blanco de los ataques de Platón.

Platón nos cuenta en su Carta VII, que su pasión más profunda fue la política. La política entendida como expresión de la justicia. Una justicia que no es de este mundo si no el mundo del mito –el mundo de las ideas-. Buscar la justicia es el camino del filósofo hacia la luz –alegoría del mito de la caverna. Somos prisioneros de lo sensible, viene a decirnos Platón, mientras que no seamos capaces de cuidar el alma, nos dice, en el Fedro no habrá posibilidad de rehabilitarnos. La filosofía como guía hacia el conocimiento que asegure de una vez por todas la justicia. Platón establece una correspondencia entre la estructura de la sociedad y el alma. Una visión jerarquizada que suponía en paso atrás en la constitución de la polis griega. La visión de la justicia está marcada por su concepción técnica –el que sabe- sobre los asuntos políticos. Es clásico, el texto que compara al pastelero y el médico en un tribunal en el cual sólo hay niños. Pregunta Platón, sabiendo de antemano cuál es la respuesta, ¿cuál de los dos será escogido por los niños? Si el pastelero endulza el paladar a los niños, mientras que el médico les prepara brebajes atroces para su curación. La comparación es ciertamente en relación a los sofistas y a los verdaderos filósofos, a saber, Sócrates. Pero Platón no pretende un debate socrático, sino más bien, un discurso mítico donde el contraste no puede darse toda vez, que lo relatado escapa a los ciudadanos. La figura del rey-filósofo presenta un rasgo contemporáneo, saber y poder se dan la mano para gestionar los asuntos público. He ahí lo novedoso en el planteamiento político de Platón. El rey- filósofo no quiere el poder por una pasión insana y enfermiza, no adquiere el poder por la vía hereditaria, ni por la fuerza; al contrario, el rey-filósofo, se ve en  la necesidad de asumir la responsabilidad de llevar a sus conciudadanos hacia el camino de la justicia. El mito de la caverna, expresa dicha idea de manera suficientemente clara. El poder y el saber están al servicio del bien común, y para que este bien común se requiere el servicio de aquel que ha visto las esencias-la utilidad de mito en el poder político expresa una forma de ideología que inaugura Platón-. Decir lo que cada cosa es, supone la creencia, que los demás no podemos conocer lo que son las cosas. El abismo que separa al rey-filósofo y sus súbditos, consiste en el superior conocimiento y aptitud para llevar los asuntos públicos. Este mensaje es puramente ideología.




Platón en su última obra Leyes, resitúa su discurso político desde el plano de la razón como instrumento para imponer la justicia, a otro plano, ya no estamos en el ágora sino en la acrópolis, cerca de los dioses, porque la razón es impotente para contener el desorden. Los dioses y no la razón nos salvará, viene a decir Platón, en las Leyes. El modelo político se sitúa en una especie de estado de emergencia permanente, donde la razón es suplanta, en beneficio de la razón de Estado.


Pàgina de Ramon Alcoberro: http://www.alcoberro.info/index.htm


Sócrates y la virtud

1.- Contexto político de su muerte.

Sócrates nace en un demos de la ciudad de Atenas en el año 469 y muere en 399. Su padre, Sofronisco, ejerce de artesano y su madre, Fenareta, de comadrona. Parece que en su juventud se instruye con gran esmero y conoce la filosofía de algunas escuelas anteriores, especialmente la de Anaxágoras, eleáticos y pitagóricos, y esta desde luego en contacto con algunos sofistas.

Al morir su padre, hereda una pequeña fortuna que el permite vivir modesta y austeramente, pero sin preocupa-ciones económicas que le impidan filosofar, su gran tarea. No participa en política pero cumple con honestidad sus deberes cívicos y toma parte en la defensa de su ciudad en las batallas de Potidea, Anfipolis y Delion, episodios de las guerras del Peloponeso, en cuya campaña da muestras de resistencia y valentía.

Socrates, congruente con su forma de pensar, no escribe nada; su enseñanza es oral, y para conocer su personalidad y su doctrina acudimos a los testimonios de sus contempo-ráneos y discípulos, tales como Platón, Aristóteles y Jenofonte. 

Al final de la guerra con Esparta (Guerras del Peloponeso) y tras la reinstauración de la democracia -reinado de los Treinta tiranos-, y de la concordia civil, Sócrates fue acusado, juzgado y condenado a muerte.



La acusación contra Sócrates es doble: "Sócrates comete delito por no reconocer (o bien, no creer en) los dioses que reconoce (o bien, en los cuales cree) la ciudad y por introducir nuevas divinidades. También comete delito por corromper a los jóvenes. Se solicita la pena de muerte" (Jenofonte, Recuerdos de Sócrates).



2.- Fuentes sobre Sócrates.

· Aristófanes (Las nubes, 423 a.C.)

Busca la comicidad y de ahí que ridiculice a Sócrates, presentando a un personaje caricaturesco y distorsionado.

· Jenofonte (Recuerdos de Sócrates)

Nos presenta un personaje nada conflictivo, ciudadano honrado cuya conducta y actividad filosófica no nos permite imaginar cómo un ciudadano semejante podría ser acusado y condenado a muerte.

· Platón (Diálogos socráticos - Apología, Critón, Cármides, Laques, Eutifrón, Gorgias, Ión, Hipias Menor, Lisis, Menéxeno, Protágoras y República I)


3.- La filosofía como vocación.

1. Misión de la filosofía.

"... Es preciso que sepáis que esto es lo que Dios me ordena y estoy persuadido de que el mayor bien que ha disfrutado esta ciudad es este servicio continuo que yo rindo a Dios. Toda mi ocupación es trabajar para persuadiros, jóvenes y viejos, que antes que el cuidado del cuerpo y de las riquezas, antes que cualquier otro cuidado, es el del alma y de su perfeccionamiento; porque no me canso de deciros que la virtud no viene de las riquezas, sino, por el contrario, que las riquezas vienen de la virtud y que es de aquí de donde nacen todos los demás bienes públicos y particulares. Si diciendo estas cosas corrompo a la juventud, es preciso que estas máximas sean una ponzoña, porque si se pretende que digo otra cosa, se os engaña o se os impone... Dadme libertad o no me la deis; yo no puedo hacer otra cosa, aunque hubiera de morir mil veces..." (PLATON: Apología, XVII, 29-30.)

Sócrates se asienta en un compromiso inalterable con la razón y en una profunda religiosidad. Sócrates parece convencido de que las exigencias de la religión y de la razón son perfectamente compatibles.

En el Eutifrón, se pide a su interlocutor Eutifrón que presume de ser experto en teología que defina qué es la piedad. Eutifrón propone que "piadoso es lo que agrada a todos los dioses (9d), Sócrates argumenta que una conducta no es piadosa porque agrade a los dioses, sino al revés: agrada a los dioses porque es piadosa (16 a-d). La convicción socrática es la siguiente: también los dioses son racionales. Sócrates moraliza a los dioses. En cuanto a la piedad, virtud que regula la relación de los hombres para con los dioses, Sócrates rechaza el modo tradiciona: como ofrecimiento de sacrificios del do ut des: doy y me das.


En el segundo cargo que se imputó a Sócrates era el de introducir divinidades nuevas. Reconoce oír una voz divina interior (daimón). Dicha voz le indicaba qué no debía hacer. 


Para Socrates, la misión de la filosofía es procurar la virtud, dejando a un lado intereses personales y la búsqueda de las riquezas, que tanto interesaban a los sofistas. Misión profética y de carácter divino,por la que vale la pena morir mil veces. Mas que una cuestión de transmisión de conocimientos, la filosofía es un arte, el arte de vivir en la ciudad. Mas que por hacer filosofía, Sócrates esta preocupado por enseñar a filosofar.

2. Conócete a ti mismo.

"Óyeme, Eutidemo -dijole-: y a Delfos, ¿has ido ya alguna vez?-Si, a fe, y aun dos veces-, respondió.- ¿Has echado de ver entonces grabado en algún sitio sobre el templo aquello de "Conócete a ti mismo"? -Si, claro. -¿Qué paso, pues: que no se te dio nada de la inscripción o que pusiste atención a ella y trataste de examinarte a ti mismo, a ver quien eras?-Desde luego que no, a fe mía -respondió-; porque, en fin, eso por lo menos creía que lo tenia bien sabido, que a buena hora iba yo a saber otra cosa ninguna, como ni aun a mi mismo me conociera.-Y, que te parece, que se conoce el mismo aquel que solamente su propio nombre sabe o aquel que, así como los que van a comprar caballos no piensan que conocen el que quieren conocer hasta que examinan si es dócil o rebelde, y si es fuerte o flojo, y si rápido o lento, y como anda de las demás condiciones convenientes y disconvenientes para hacer uso de un caballo, así el, examinado que se ha a si mismo, a ver como anda de cualidades para su uso como hombre, ha alcanzado conocimiento de su propia condición y posibilidades?" (JENOFONTE: Memorias, IV, 2, 131.)



La religiosidad socrática expresa el sentir del oráculo de Delfos (dios Apolo): "Conócete a ti mismo". Sócrates interpretó al Oráculo -Sócrates como el hombre más sabio de Grecia-, como un mandato de "que viva filosofando e investigán-dome a mí mismo y a los demás". Sócrates concibe su filosofar como servicio al dios (23 c, 38 e) en beneficio de los atenienses (30 a).


Sócrates da una nueva interpretación de este oráculo. Así, según el, el primer paso hacia el saber, no es dirigir la atención sobre el mundo externo, sino descubrir la razón presente en mi, mediante una meditación sobre mi propio ser: tener conciencia de uno mismo, porque solo así podrá guiar a sus semejantes al descubrimiento de la propia racionalidad, única facultad que puede organizar los datos proporcionados por los sentidos según leyes universalmente validas.

3. El dialogo socrático: ironía y mayéutica

El método socrático adquiere externamente la forma de dialogo. Hace una serie de preguntas o responde a las que su interlocutor se ve obligado a plantearle. No elabora largas demostraciones o argumentaciones complicadas para defender sus tesis. Su labor, misión divina, consiste en tratar de sacar fuera la verdad que ya esta en la misma persona, la cual ignora poseerla.

3 .1 . Ironía.

"-¡Por Hercules!, tenemos a Socrates otra vez con su acostumbrada ironía... esto es, que no sea el quien conteste y que, al ser otro el que conteste, tome el la palabra y el refute...
-Pero, ¿como podría contestar,querido amigo-dije yo (Socrates)- quien, no sabiendo nada de antemano, acepta que realmente no sabe, ... Es mas razonable que hables tu, ya que dices que sabes y que tienes cosas que decir." (PLATON: República, 337-338.)



El proceso socrático consta de una primera parte, que consiste en mostrar una aparente ignorancia sobre el tema a tratar.Entonces comienza una serie de preguntas sobre el problema en cuestión a las que el interlocutor contesta creyendo que sabe responder. En este momento Socrates utiliza el dialogo para hacer caer en contradicciones e inexactitudes a su oponente, que termina reconociendo no saber apenas nada sobre el tema que creía conocer, tomando así conciencia de su propia ignorancia. Resultado al que Sócrates quiere llegar con su sutil ironía.

3.2. Mayéutica.

"El oficio de partera, tal como yo lo desempeño, se parece en todo lo demás al de las matronas, pero difiere en que yo lo ejerzo sobre los hombres y no sobre las mujeres, y en que asisten al alumbramiento, no los cuerpos, sino las almas. La gran ventaja es que me pone en estado de discernir con seguridad, si lo o que el alma de un joven siente es un fantasma, una quimera o un fruto real." (PLATON: Teeteto, 148.)

La segunda parte del método consiste en la mayéutica (que en griego significa "arte de ayudar a dar a luz".)

Si por la ironía, Sócrates sitúa en la duda a sus oponentes, por la mayéutica, les hace descubrir poco a poco la verdad, como si ellos mismos la sacasen de su interior, es decir, como si diesen a luz la verdad. Sócrates no impone al dialogo fórmulas prefabricadas. Su objetivo es- una vez creado el desconcierto por la ironía- que el interlocutor prosiga por cuenta propia la investigación sobre si mismo y sobre el bien universal.

4.- Política y ciudadanía.

¿Cuál fue la actitud de Sócrates ante la polis y ante la política? Sócrates asumió con lealtad y gallardía sus obligaciones para con la polis. Participó en la guerra como hoplita (campaña de Potidea, 432 a.C., batalla de Delión, 424 y Anfípolis en el 422 a.C.).

Después de la batalla de las Arginusas (406 a.C.) en un triunfo pírrico los generales fueron juzgados, pero Sócrates rechazó las pretensiones para condenarlos. En el 402 a.C., se instaura un régimen oligárquico -Treinta tiranos- a los cuales Sócrates se enfrentó.

La posición de Sócrates ha de interpretarse como un compromiso personal con la justicia y con la polis. El ciudadano se debe a la polis a través de un pacto inviolable. Este pacto es el que hizo que Sócrates rechazará huir de la condena a muerte. Huir hubiera sido contradictorio con su propia trayectoria vital.


4.- Felicidad, virtud, saber.

1.- Virtud y felicidad.

"Por mi parte estoy bien convencido de que, entre todos los sabios, no se encontraría ni uno solo dispuesto a creer que nunca ningún hombre se engaña voluntariamente y hace con todo su querer cosas malas y vergonzosas: ellos saben que lo hacen muy a su pesar... Si, pues, lo agradable es bueno, nadie sabiendo o pensando que otra acción es mejor que la que el realiza y que es posible, querrá hacer lo que lleva a cabo, siendo así que puede obrar mejor, y dejarse vencer es pura ignorancia, mientras que vencerse es saber." (PLATÓN: Protágoras, 345 y 358.)

Sócrates exhorta a la virtud convencido de que la reforma de la polis es inseparable de la reforma moral del individuo. Éste es el modo socrático de "hacer política" (Gorgias, 521d). Sócrates está convencido de que la virtud es el bien supremo, bien preferible, incluso, a la propia vida.

La ética socrática no es una ética de deberes (Kant, s.XVIII). Sócrates conecta la virtud con la felicidad.

¿Qué relación existe entre virtud y felicidad? Existen al menos tres posibles posturas:
a) La felicidad consiste en la vida virtuosa (tesis de la identidad).
b) La virtud como medio para alcanzar la felicidad (tesis instrumentalista).
c) La virtud es el bien supremo pero no el único, bienes que dejan de ser verdaderamente tales sin virtud, pero que con virtud incrementan la felicidad (tesis de la suficiencia)

2.- Las exigencias de la justicia.

Nunca se debe obrar injustamente y tampoco se debe hacer daño nunca a los demás (49c).

Consecuencias:

a) No se debe devolver injusticia por injusticia ni daño por daño (49 b-d).
b) Rechazo de la concepción de la justicia basada en la ley del talión (venganza).

Paradoja:

Es peor cometer injusticia que sufrirla. Sócrates no dice que sufrir injusticia sea algo bueno, dice que es menos malo que cometerla.

La concepción de la injusticia como enfermedad del alma cuya salud debe ser restablecida mediante el correctivo oportuno.


3.- Virtud y saber: el intelectualismo moral(1) .

El hombre, si obra como tal, debe practicar conscientemente el bien y la virtud,debe saber lo que hace.

Pero, ¿como practicar el bien y la virtud si no se conocen? Este es el interés de la ciencia socrática. No se preocupa de definiciones de cosas o fenómenos naturales,ni de conceptos físicos, sino de conceptos morales y valores humanos. Para él, así como los mejores artesanos son los que mejor conocen las cosas de su oficio, así los mejores hombres son los mas sabios. Entonces, ¿el saber lleva indefectiblemente al bien?

La virtud depende del conocimiento: solamente se puede ser valeroso, justo, etc., si se sabe qué es el valor, etc., Sócrates al reducir la virtud al conocimiento se le a calificado de "intelectualismo moral". Sócrates interpreta la acción moral desde el modelo de los saberes técnicos -sophos-.

Paradoja: El que obra mal voluntariamente es mejor que el que lo hace involuntariamente.

La propia paradoja muestra la insuficiencia del modelo. Nunca nadie puede obrar mal a sabiendas de que obra mal. El saber (de la virtud) es condición necesaria y suficiente de la conducta virtuosa.

El origen del mal: la ignorancia. No hay lugar para el predominio de las pasiones y deseos como fuente y explicación de conductas moralmente deficientes (akrasia).

En resumen: sabiduría, virtud y felicidad son inseparables y se implican mutuamente. Saber para obrar bien y obrar bien para ser feliz.


4.- La pregunta ¿qué es X?

Al ser Socrates el primero que tratando de las virtudes morales, intento buscar unas definiciones universales sobre ellas... Intentaba razonar silogísticamente las cosas, y el principio de los silogismos, que es la esencia misma de las cosas... Dos cosas son, efectivamente, las que hay que atribuir a Socrates por propio derecho: el principio de la inducción y el de la definición de valor universal. Ambas cosas son el principio de toda ciencia." (ARISTÓTELES: Metafísica, XII, 4, 1078.)

En los diálogos socráticos aparece planteado los problemas del areté: ¿qué es X?, donde X es, en cada caso, una virtud. La pregunta ¿qué es X? Supone, al menos implícitamente, de que existe algún rasgo (o conjunto de éstos) objetiva y universalmente presente en todos aquellos objetos o individuos a los que se aplica adecuadamente el predicado en cuestión. Platón al afirmar la existencia de las Ideas o Formas "separadas" de los múltiples casos particulares a los que se aplica el predicado universal correspondientes, dio un paso más allá.

Según Aristóteles, a través de la pregunta ¿qué es X? Fue el pionero en la búsqueda de las definiciones universales y en el uso de razonamientos inductivos. Pero, ¿en que consisten las definiciones inductivas? Para definir un concepto, Sócrates va subrayando a través del dialogo un conjunto de casos particulares en los que aparece con toda claridad un aspecto común a todos ellos. Esa característica común constituye su contenido permanente y esencial, es decir, el concepto universal, que establece el objeto de la ciencia en cuanto verdadero saber. Sócrates limita el principio de inducción y la definición de valor universal al mundo de la ética, que es el único campo tratado por el; para Sócrates no hay mas ciencia que la ciencia del bien vivir. 

5. El alma y Dios.

"Nunca he podido convencerme de que el alma, hasta que permanece en un cuerpo mortal, viva, y cuando se separa de el, muera... Por el contrario, creo que cuando la Inteligencia sincera y pura se separa del cuerpo, entonces la razón quiere que sea mas intelectual que nunca."(JENOFONTE: Memorias, I, 4.)

"Ese Dios que dirige y mantiene en orden el mundo... solo es visible por las obras que realiza, pero invisible en lo que establece en su concierto interior." (Memorias, IV, 3.)


Pero la felicidad socrática, ¿puede ir mas allá de esta vida terrena? No puede afirmarse rotundamente una respuesta positiva del autor. Lo que si parece cierto es que Sócrates entrevé una cierta vida ultraterrena, a partir de dos verdades admitidas por el: la inmortalidad del alma y el concepto de Dios.

La inmortalidad es algo expresado continuamente en sus diálogos. El alma sobrevive al cuerpo con capacidad mas perfecta que la que posee en esta vida.

Su idea de Dios no llega a la perfección que mas tarde aporta el cristianismo, pero se acerca a esta idea. No admite que los dioses intervengan en todos los asuntos humanos mezclándose con ellos y salpicándose de las mismas pasiones que los mortales. Esta idea es causa de la acusación de impiedad por parte de sus contemporáneos.



Nota:

(1) El intelectualismo moral padece la confusión de no distinguir el plano teórico y el práctico. Puedo saber que es ser justo, pero no practicarlo. Las definiciones acerca de qué es la virtud si pretenden decirnos algo, previamente deben ser claramente definidas, pero esto puede ser bastante arduo, cuando no interminablemente tedioso. Para el intelectua-lismo moral basta saber lo que es la equidad, para ser justo en el orden práctico, y por ello, afirmarán que si no lo realizas es por ignorancia. Si sé que fumar puede matarme, lo razonable sería no fumar, entonces, ¿por qué sigo fumando? La respuesta, sería la falta verdaderamente de lo que significa que el fumar me puede matar. La otra respuesta es que sé perfectamente que el fumar me puede causar la muerte, pero no tengo voluntad para dejar de fumar. Si no tengo voluntad, no puedo ser responsable de mis actos y lo más sensato sería que prohibiesen todo aquello que mi débil voluntad se encaminará como una flecha. Curiosamente, la debilidad de la voluntad tendería de forma espontánea a aquellas conductas que socialmente considera punibles o censurables. El tema de la voluntad, o mejor, la falta de voluntad se explora con entretenimiento y amenidad en el ensayo "Lo que Sócrates diría a Woody Allen. Cine y Filosofía" de Juan Antonio Rivera que obtuvo el premio Espasa-Ensayo.2003. Espasa Calpe, Madrid, 2003.





Bibliografía:

Ana Mª Andaluz Romanillos,José Sarrión Cayuelas, Luis Tatay Alabau.- Historia de la filosofía a partir de los textos. ed.Edelvives,Zaragoza,1988. El mejor texto para los alumnos de bachillerato.

Tomás Calvo Martínez. Historia de la filosofía antigua. ed. Carlos García Gual, ed. Trotta y CSIC. Enciclopedia iberoamericana de filosofía. Vol.14. Valladolid, 1997.

Comentario de texto: Platón




En fin, he aquí lo que a mí me parece: en el mundo inteligible lo último que se percibe y con trabajo es la idea de bien, pero, una vez percibida, hay que colegir que ella es la causa de todo lo recto y lo bello que hay en las cosas todas, que, mientras en el mundo visible ha engendrado la luz y al soberano de ésta, en el inteligible es ella la soberana y productora de verdad y conocimiento, y que tiene por fuerza que verla quien quiera pro ceder sabiamente en su vida privada o pública.(República 517c).

1. Título:

La idea de Bien como fundamento de la virtud (entre otros posibles)

2. Resumen:

Se establece la comparación entre el mundo inteligible como fundamento de la verdad y el conocimiento y el mundo sensible. Si el sol es fundamento de lo visible, en el ámbito de lo inteligible es la idea de Bien.

3. Análisis de contenido.

El texto presenta una correspondencia entre los planos de la realidad: mundo inteligible y mundo visible y su correspondiente fundamento: el Bien en el plano de lo inteligible y el Sol en el visible. Para extrae a continuación la consecuencia de que el poseedor de dicha idea de Bien se halla en posesión de la virtud ya sea privada o pública.

Analicemos el significado del mundo inteligible. Según el texto "lo último que se percibe y con trabajo es la idea bien"; hay aquí dos elementos fundamentales: 1) ¿Cómo accedemos a esa idea, y 2) ¿Qué es la Idea de Bien?. 

Respecto a la primera cuestión, Platón afirma que el camino de acceso al mundo inteligible se basa en una actitud: regirse no por lo sensible, sino por lo inteligible. Y ello quiere decir, que tal actitud se inscribe dentro del ámbito del alma. En el mito de la caverna, nos dice que el prisionero que es liberado asciende lentamente hacia la luz -La idea de Bien-,y posteriormente volverá a liberar a sus compañeros de cautiverio, en este viaje ascendente y descendente se halla la idea de la dialéctica. En el mito de la línea el acceso a las ideas requiere de previo dominio del ámbito de la dianoia, por ello se requiere ese esfuerzo por alcanzar las Ideas.


En cuanto a la Idea de Bien, que según el propio texto nos dice el fundamento "de verdad y conocimiento". Es decir, la Idea de Bien posibilita el mundo de las ideas, pues ella es su fundamento. La diversidad existente en el mundo de las ideas hace necesario una jerarquía de éstas, por ello Platón establece que en el grado supremo se halle la Idea de Bien.

Así, pues, en el plano del mundo inteligible, es decir, del mundo de las ideas, que se caracteriza por su inmutabilidad, en el mundo sensible, se caracteriza por el devenir. En el texto, la alusión a este mundo sensible, es solamente estilístico, es decir, en texto no pretende hablarnos del mundo sensible, sino del inteligible y dentro de este de la idea de Bien. Sin embargo, la idea de la existencia del mundo sensible posibilita plantear varias cuestiones: 1) ¿Qué papel juega respecto del mundo de las Ideas? 2) ¿Cuál es su estatuto ontológico respecto de las ideas?

La respuesta a la primera cuestión se halla en el profundo dualismo del platonismo. Es en el mundo de lo sensible donde se libra la batalla, pues el hombre se halla inserto dentro de ella. Pero Platón busca un referente mítico al cual buscar un criterio objetivo frente a los problemas del mundo sensible. Sin éste referente, según Platón, el hombre se encontraría condenado al escepticismo y al relativismo.

Respecto de la segunda cuestión, el mundo sensible es una copia del mundo inteligible realizada por el demiurgo que se encontró limitado por el material del cual esta hecho el mundo sensible.

Si el dialéctico es aquel que posee el conocimiento y la verdad, éste se halla en disponibilidad de enseñarnos y gobernarnos. Por ello en el texto se alude a la "vida privada o pública". Si el dialéctico se ha liberado de las cadenas -mito de la caverna- él es el único que nos puede ayudar a liberarnos de nuestras propias cadenas. Sólo quien posea el conocimiento y la verdad es digno de gobernarnos, pues el ha visto la Justicia.

El mito de Prometeo: Nacimiento de la cultura

Hubo una vez un tiempo en que existían los dioses, pero no había razas mortales. Cuando también a éstos les llegó el tiempo destinado de su nacimiento, los forjaron los dioses dentro de la tierra con una mezcla de tierra y fuego, y de las cosas que se mezclan a la tierra y el fuego. Y cuando iban a sacarlos a la luz, ordenaron a Prometeo y a Epimeteo que los aprestaran y les distribuyeran las capacidades a cada uno de forma conveniente. A Prometeo le pide permiso Epimeteo para hacer él la distribución. «Después de hacer yo el reparto, dijo, tú lo inspeccionas.» Así lo convenció, y hace la distribución. En ésta, a los unos les concedía la fuerza sin la rapidez y, a los más débiles, los dotaba con la velocidad. A unos los armaba y, a los que les daba una naturaleza inerme, les proveía de alguna otra capacidad para su salvación. A aquellos que envolvía en su pequeñez, les proporcionaba una fuga alada o un habitáculo subterráneo. Y a los que aumentó en tamaño, con esto mismo los ponía a salvo. Y así, equilibrando las demás cosas, hacía su reparto. Planeaba esto con la precaución de que ninguna especie fuera aniquilada. Cuando les hubo provisto de recursos de huida contra sus mutuas destrucciones, preparó una protección contra las estaciones del año que Zeus envía, revistiéndolos con espeso cabello y densas pieles, capaces de soportar el invierno y capaces, también, de resistir los ardores del sol, y de modo que, cuando fueran a dormir, estas mismas les sirvieran de cobertura familiar y natural a todos. Y los calzó a unos con garras y revistió a los otros con pieles duras y sin sangre. A continuación facilitaba medios de alimentación diferentes a unos y a otros: a éstos, el forraje de la tierra, a aquéllos, los frutos de los árboles y a los otros, raíces. A algunos les concedió que su alimento fuera el devorar a otros animales, y les ofreció una exigua descendencia, y, en cambio, a los que eran consumidos por éstos, una descendencia numerosa, proporcionándoles una salvación en la especie. Pero, como no era del todo sabio Epimeteo, no se dio cuenta de que había gastado las capacidades en los animales; entonces todavía le quedaba sin dotar la especie humana, y no sabía qué hacer. Mientras estaba perplejo, se le acerca Prometeo que venía a inspeccionar el reparto, y que ve a los demás animales que tenían cuidadosamente de todo, mientras el hombre estaba desnudo y descalzo y sin coberturas ni armas. Precisamente era ya el día destinado, en el que debía también el hombre surgir de la tierra hacia la luz. Así que Prometeo, apurado por la carencia de recursos, tratando de encontrar una protección para el hombre, roba a Hefesto y a Atenea su sabiduría profesional junto con el fuego -ya que era imposible que sin el fuego aquélla pudiera adquirirse o ser de utilidad a alguien- y, así, luego la ofrece como regalo al hombre. De este modo, pues, el hombre consiguió tal saber para su vida; pero carecía del saber político, pues éste dependía de Zeus. Ahora bien, a Prometeo no le daba ya tiempo de penetrar en la acrópolis en la que mora Zeus; además los centinelas de Zeus eran terribles28. En cambio, en la vivienda, en común, de Atenea y de Hefesto, en la que aquéllos practicaban sus artes, podía entrar sin ser notado, y, así, robó la técnica de utilizar el fuego de Hefesto y la otra de Atenea y se la entregó al hombre. Y de aquí resulta la posibilidad de la vida para el hombre; aunque a Prometeo luego, a través de Epimeteo29, según se cuenta, le llegó el castigo de su robo.


(Amberes, 1600 - Amberes, 1671)

Puesto que el hombre tuvo participación en el dominio divino a causa de su parentesco con la divinidad30, fue, en primer lugar, el único de los animales en creer en los dioses, e intentaba construirles altares y esculpir sus estatuas. Después, articuló rápidamente, con conocimiento, la voz y los nombres, e inventó sus casas, vestidos, calzados, coberturas, y alimentos del campo. Una vez equipados de tal modo, en un principio habitaban los humanos en dispersión, y no existían ciudades. Así que se veían destruidos por las fieras, por ser generalmente más débiles que aquéllas; y su técnica manual resultaba un conocimiento suficiente como recurso para la nutrición, pero insuficiente para la lucha contra las fieras. Pues aún no poseían el arte de la política, a la que el arte bélico pertenece. Ya intentaban reunirse y ponerse a salvo con la fundación de ciudades. Pero, cuando se reunían, se atacaban unos a otros, al no poseer la ciencia política; de modo que de nuevo se dispersaban y perecían. Zeus, entonces, temió que sucumbiera toda nuestra raza, y envió a Hermes que trajera a los hombres el sentido moral31 y la justicia, para que hubiera orden en las ciudades y ligaduras acordes de amistad. Le preguntó, entonces, Hermes a Zeus de qué modo daría el sentido moral y la justicia a los hombres: «¿Las reparto como están repartidos los conocimientos? Están repartidos así: uno solo que domine la medicina vale para muchos particulares, y lo mismo los otros profesionales. ¿También ahora la justicia y el sentido moral los infundiré así a los humanos, o los reparto a todos?» «A todos, dijo Zeus, y que todos sean partícipes. Pues no habría ciudades, si sólo algunos de ellos participaran, como de los otros conocimientos. Además, impón una ley de  mi parte: que al incapaz de participar del honor y la justicia lo eliminen como a una enfermedad de la ciudad.» (Platón, Diálogos I,  Biblioteca Clásica Gredos. Protágoras, 320c-323a), 

Platón (I)

Platón (428-347 a.C.)

 

[El orden de los diálogos platónicos.][Problema general][Los dos mundos][El mundo de las Ideas][El mundo sensible][Posibles caminos para llegar a la aprehensión de las Ideas][Dualismo antropológico][Ética][Teoría política: el Estado ideal][Comentario de texto]

I. El orden de los diálogos platónicos.

Siguiendo el orden establecido por E.Lledó el orden de los diálogos platónicos es el siguiente: .
1.- Época de Juventud (393-389 a.C): Apología, Ion, Critón, Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides, Eutifrón.

Centro de atención: Problemas del arete. Discusiones conceptuales en busca de la precisión de ciertos términos. Preocupaciones éticas. No hay referencia alguna a la teoría de las Ideas. Socratismo. Justificación de Sócrates. La justicia en función de la muerte de Sócrates.

2.- Época de transición -(388-385 a.C): Gorgias, Menón, Eutidemo, Hipias Menor, Crátilo, Hipias Mayor,Menéxeno.

Centro de atención: Primer viaje a Sicilia (388-387 a.C). Platón tiene cuarenta años. A su regreso funda la Academia (387). Problemas políticos. Sócrates frente a los sofistas y,por tanto, frente a la democracia. Temas presocrático, sobre todo órfico-pitagóricos. Surge el tema de la preexistencia e inmortalidad del alma. Teoría lógica de los conceptos. Primeros esbozos de la teoría de las ideas. Análisis del lenguaje.

3.- Época de madurez (385-370 a.C): Banquete, Fedón, República, Fedro.

Centro de interés: Teoría de las ideas, base de la epistemo-logía platónica, de la ética y de la política. Organización del Estado. Teoría del amor. Grandes mitos platónicos. -

4.- Época de vejez (369-347 a.C): Teeteto, Parménides, Sofista, Político , Filebo,Timeo, Criticas, Leyes, Epinomis. Cartas (VII).

Centro de interés: -.Segundo viaje a Sicilia (367 a.C), Tercer viaje a Sicilia (361-360 a.C). Pierde interés la significación ontológica de la teoría de las Ideas, frente al aspecto lógico .'Abandono de cuestiones metafísicas. Creciente interés por lo real y por la historia.

1.- Problema general.

Platón (Aristocles) prosigue la obra de rehabilitación moral iniciada por Sócrates. Pero su reflexión filosófica no se agota en el campo del obrar, sino que se extiende a las esfera del ser (metafísica) y del saber (epistemología) . Platón recibe influencias de: a) Pitagóricos: acepta la dualidad antropológica y su teoría sobre le inmortalidad del alma. Interés por las matemáticas; b) Heráclito: la realidad sensible está en devenir (cambio) . c) Eléatas: las cualidades del ser (que es el objeto de la ciencia universal). d) Sofistas: interés antropológico. e) Sócrates: el método socrático había mostrado que hay verdades (valores universales), pero no había aclarado su fundamento.

¿Cómo compaginar la diversidad, la pluralidad, el devenir con aquello que tiene que ser, es decir, lo estable, lo inmutable. Lo sensible es lo múltiple, el ser, lo inmutable. El objeto concreto (ente) lo capto a través de los sentidos, pero que decir de las ideas o conceptos?. Existen diversas interpretaciones de la relación entre realidad y conocimiento:

1) nominalismo radical: afirma que aquello que decimos "idea" no es más que una palabra. Lo dicho es puramente convencional, artificio, sir conexión sobre la verdadera naturaleza de las cosas. Ejemplo, decir perro,gato,árbol, etc., no es más que un expediente lingüístico para entendernos.

2) Conceptualismo: constata que la realidad no se halla fuera de nosotros, como quería Platón, que la única realidad está formada por individuos que percibimos a través de los sentidos, pero que entre ellos hay "características comunes" que nuestra inteligencia es capaz de separar mentalmente.


3) Para Platón existe una contradicción entre el orden de lo sensible sometido al cambio al no-ser que en este campo es imposible la ciencia (universal y necesaria),y si esto fuera así, la concepción sofista tendría razón al afirmar el escepticismo en el orden epistémico y relativismo en el orden ético. Por tanto, debe existir otro orden de realidad que sea más real que este "mundo de sombras".

Bertrand Russell: Fars de llum en mig de les tenebres (I)

  "Aquells les vides dels quals són fecundes per a ells mateixos, per als seus amics o per al món estan inspirats per l'esperança i...