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El algoritmo como nueva metáfora cartesiana

 



 Una de las secuelas del pensamiento metafísico,  inaugurada por Descartes, es la distinción entre mente y cuerpo. En la actualidad, la neuropsicología y la psicología cognitiva, juegan un papel en las paradojas del pensamiento. Si decimos: "yo tengo dudas" acerca de cualquier afirmación, ¿Cómo podemos estar seguros qué quien lo dice está en lo cierto? 

En la actualidad, desde el campo de la IA, se habla de algoritmo, como un intermediario entre el hardware y el software, entre máquina y programa. Se nos ha vuelto a colar la distinción cartesiana. Si afirmo que tengo dudas acerca del cambio climático, desde una posición personal, subjetiva, ¿Cómo puede esta afirmación pasar el filtro de la verdad? El lenguaje supone una herramienta social, permite la puesta en cuestión de nuestros juicios. Contrastándolos con otros juicios. Sin embargo, es posible, que a pesar del debate de opiniones, sigamos afirmando nuestras dudas razonables acerca del cambio climático.

¿Cómo la neurociencia puede ayudarnos? La respuesta es que no puede. Si nuestras convicciones -opiniones, dudas, percepciones- son producto de un proceso evolutivo, ¿Cómo hacerlo transparente en el plano fisiológico?

Las explicaciones psicológicas, tiende a construir "constructos" conceptuales. Estos constructos, que no son más que metáforas, permiten transitar entre metáforas que exploran el terreno del cerebro. Así, las analogías entre el cerebro y el ordenador pueden ser fuente de descubrimientos heurísticos pero, sólo si somos conscientes del abismo entre nuestro cerebro y el funcionamiento del ordenador. Los algoritmos, parecen los últimos candidatos a cubrir ese hiato entre mente y cerebro. 

Cuando los neuropsicólogos nos muestran TAC y señalan una determinada porción del área cerebral, ¿están diciéndonos que allí, precisamente, reside ese constructo -engrama- que determina mi convicción acerca de la duda sobre el cambio climático? Es evidente, que en la actualidad estamos muy alejados de poder establecer esas correlaciones. Descartes estaría maravillado que sus elucubraciones acerca del dualismo mente/cuerpo, sigan dando tanta guerra hoy, como las que suscitó en su tiempo.


Comentario de texto de Descartes

 Comentario de texto


Y, por tanto, [...] yo debería tener la existencia de Dios por algo tan cierto, como hasta aquí he considerado las verdades de las matemáticas, que no atañen sino a números y figuras; aunque, en verdad, ello no parezca al principio del todo patente, presentando más bien una apariencia de sofisma. Pues, teniendo por costumbre, en todas las demás cosas, distinguir entre la existencia y la esencia, me persuado fácilmente de que la existencia de Dios puede separarse de su esencia, y que, de este modo, puede concebirse a Dios como no existiendo actualmente. Pero, sin embargo, pensando en ello con más atención, hallo que la existencia y la esencia de Dios son tan separables como la esencia de un triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres ángulos valgan dos rectos, o la idea de montaña y la de valle; de suerte que no repugna menos concebir un Dios (es decir, un ser sumamente perfecto) al que le falte la existencia (es decir, al que le falte una perfección), de lo que repugna concebir una montaña a la que le falte el valle. (Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas, Meditación quinta (Alfaguara, Madrid 1977, p. 55)





1.- Resumen. 


El texto trata de demostrar la existencia de Dios a través del argumento ontológico. Descartes afirmará que al igual que un triángulo tiene como esencia que la suma de sus tres ángulos valgan dos rectos, así también, en el caso de Dios existencia y esencia son inseparables, pues sería incongruente que faltase en él la existencia.


2.- Análisis.


Descartes afirmará que el "yo" posee como idea la de un ser perfecto que identificará con Dios. La prueba se basa en el argumento ontológico, cuyo origen se remonta a San Anselmo (s.XI). Si Dios existe entonces la hipótesis del genio maligno se cancela. Y ese "cogito" que tiene pensamientos (cogitationes) puede salir de su "solipsismo" para explorar la "res extensa". Dios garantizará la conexión entre res cogitans y res extensa, puesto que ambas realidades (sustancias) han sido creadas por el mismo Creador.


La demostración de la existencia de Dios permite la afirmación de la res extensa. Nuestras cogitationes tienen existencia en base a las ideas adventicias. Descartes explicará que Dios garantiza la conexión entre las ideas claras y distintas en la mente y su correspondiente realidad en la res extensa.


Descartes utilizará diferentes argumentos para probar que Dios es una idea innata. Sin embargo, en la demostración de la existencia de Dios ya fue criticada en su momento, por ejemplo, Arnauld, al afirmar que la demostración descansaba en un círculo vicioso. ¿Si Dios es una idea clara y distinta, por qué debería fundamentar al yo y al mundo que son a su vez ideas claras y distintas? La respuesta cartesiana fue afirmar que el "cogito" es independiente del conocimiento de Dios.


El argumento ontológico se deja resumir de la siguiente forma: Afirmar la existencia de Dios en base a la idea del ser perfectísimo. El argumento recibiría en Kant (s.XVIII) su golpe definitivo. Lo único que podría afirmarse es no tanto su existencia, sino su posibilidad.


El argumento ontológico pasa desde la esencia que puede ser pensada -por ejemplo, como ser perfecto-, y da un salto hacia la existencia. Como bien dice H.Küng el "argumento ontológico mantuvo su fuerza de convicción mientras tuvo vigencia el supuesto platónico-agustiniano de un realismo de las ideas, para el que las ideas tienen realidad propia, independiente. Para Descartes la idea no era en absoluto mero pensamiento, palabra vacía, "simple" concepto, sino una realidad primigenia. En tal caso, naturalmente, sí se podía concluir de la realidad de la idea de Dios la realidad de su existencia." (H.Küng.- ¿Existe Dios? Ediciones Cristiandad, 4ed, Madrid,1979, pág.66).


La crítica más implacable contra el argumento ontológico se debe a I.Kant (s.XVIII). En su Crítica de la Razón Pura, podemos leer lo siguiente: " El concepto de un ser supremo es una idea muy útil en no pocos aspectos. Pero, precisamente por tratarse de una simple idea, es totalmente incapaz de ampliar por sí sola nuestro conocimiento respecto de lo que existe." Y para acabar de remachar acaba diciendo: " Todo el esfuerzo y el trabajo invertidos en la conocida prueba ontológica (cartesiana) de la existencia de un ser supremo a partir de conceptos son, pues, inútiles. Cualquier hombre estaría tan poco dispuesto a enriquecer sus conocimientos con meras ideas como lo estaría un comerciante a mejorar su posición añadiendo algunos ceros a su dinero en efectivo" (A 602,B 630). (I.Kant, Crítica de la razón pura, Prólogo,traducción,notas e índices, Pedro Ribas, ed.Alfaguara, Madrid, 1978, pág, 506)


Las pruebas de la existencia de Dios -la idea de infinito, como causa y el argumento ontológico- le permitían a Descartes solucionar los siguientes problemas planteados:


ˆ La fundamentación del yo y el mundo.

ˆ La eliminación de la hipótesis del genio maligno.

ˆ La salida del solipsismo hacia el exterior.

ˆ La afirmación de Dios como principio y conservador del orden mecanicista en la naturaleza.


Comentario de texto(II): Descartes

Así pues, considerando que nuestros sentidos en algunas ocasiones nos inducen a error, decidí suponer que no existía cosa alguna que fuese tal como nos a hacen imaginar. Y puesto que existen hombres que se equivocan al razonar en cuestiones relacionadas con las más sencillas materias de la geometría y que incurren en paralogismos [razonamiento inválido], juzgando que yo, como cualquier otro, estaba sujeto a error, rechazaba como falsas todas las razones que hasta entonces había admitido como demostraciones. Y, finalmente, considerando que hasta los pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos pueden asaltarnos cuando dormimos, sin que ninguno en tal estado sea verdadero, me resolví a fingir que todas las cosas que hasta entonces habían alcanzado mi espíritu no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero inmediatamente después, advertí que,mientras deseaba pensar de este modo que todo era falso, era absolutamente necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa. Y dándome cuenta de que esta verdad: pienso, luego soy, era tan firme y segura que todas las más extravagantes suposiciones de los escépticos no eran capaces de hacerla tambalear, juzgué que podía admitirla sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía que yo indagaba

(Descartes, Discurso del método,IV parte)


1.- Resumen.

El texto recorre los diferentes estados en los que son posibles el error. Comienza por los sentidos, después el entendimiento. Incluso los pensamientos que tenemos cuando estamos despiertos, reaparecen cuando dormimos, sin saber si son ilusiones. Pero entonces aparece que aunque todo sea falso, es necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa: pienso, luego soy. He aquí el primer principio de la filosofía.

2.- Análisis.

1.- Descartes utiliza la duda metódica para alcanzar el primer principio de su filosofía: el cogito.

2.- Examina las diferentes fuentes del conocimiento:

a) los sentidos, son fuentes de error porque nos hace ver cosas que no son.
b) El entendimiento y también es posible el error. A pesar de que no lo indica, en este ámbito aparentemente su fiable la aparición del genio maligno acaba por arruinar la fiabilidad del entendimiento.
c) No es posible distinguir la vigilia y el sueño. 

3.- La conclusión era que todo cuanto conocía era falso.

4.- Pero, mientras pensaba que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba fuera alguna cosa.

5.- Aunque todo cuanto conozca sea falso, es preciso que yo que lo pienso sea. Se impone una primera evidencia: pienso, luego soy (cogito ergo sum).

6.- Esta primera evidencia supone la existencia del "yo" que tiene pensamientos, pero ¿de dónde surgen? La respuesta será la necesidad de afirmar la existencia del mundo.

7.- Descartes a descubierto que a través de la duda se llegaba a la primera evidencia: el "yo". Ahora necesitará salir de ese "yo" y dirigirse hacia el mundo si no quiere estar encerrado en sí mismo: solipsismo.

8.- La posibilidad de salir de sí mismo es demostrar que existe Dios y que ha creado al yo y el mundo, cancelando además la hipótesis del genio maligno.


9.- Una vez demostrada la existencia de Dios -argumento ontológico, la idea de causa y la idea de infinito-, podrá establecer la correspondencia entre los pensamientos del yo y el mundo.

10.- Establecido esta correspondencia que Dios garantiza a través de las ideas claras y distintas, se embarcará mediante el método a conocer clara y distintamente el mundo, es decir, aquello que debe ser construido en el proceder puro del entendimiento.

Comentario de texto (I): Descartes

Y, por tanto, [...] yo debería tener la existencia de Dios por algo tan cierto, como hasta aquí he considerado las verdades de las matemáticas, que no atañen sino a números y figuras; aunque, en verdad, ello no parezca al principio del todo patente, presentando más bien una apariencia de sofisma. Pues, teniendo por costumbre, en todas las demás cosas, distinguir entre la existencia y la esencia, me persuado fácilmente de que la existencia de Dios puede separarse de su esencia, y que, de este modo, puede concebirse a Dios como no existiendo actualmente. Pero, sin embargo, pensando en ello con más atención, hallo que la existencia y la esencia de Dios son tan separables como la esencia de un triángulo rectilíneo y el hecho de que sus tres ángulos valgan dos rectos, o la idea de montaña y la de valle; de suerte que no repugna menos concebir un Dios (es decir, un ser sumamente perfecto) al que le falte la existencia (es decir, al que le falte una perfección), de lo que repugna concebir una montaña a la que le falte el valle. ( R.Descartes, Meditaciones metafísicas con objeciones y respuestas, Meditación quinta (Alfaguara, Madrid 1977, p. 55)

1.- Resumen. 

El texto trata de demostrar la existencia de Dios a través del argumento ontológico. Descartes afirmará que al igual que un triángulo tiene como esencia que la suma de sus tres ángulos valgan dos rectos, así también, en el caso de Dios existencia y esencia son inseparables, pues sería incongruente que faltase en él la existencia.

2.- Análisis.

Descartes afirmará que el "yo" posee como idea la de un ser perfecto que identificará con Dios. La prueba se basa en el argumento ontológico, cuyo origen se remonta a San Anselmo (s.XI). Si Dios existe entonces la hipótesis del genio maligno se cancela. Y ese "cogito" que tiene pensamientos (cogitationes) puede salir de su "solipsismo" para explorar la "res extensa". Dios garantizará la conexión entre res cogitans y res extensa, puesto que ambas realidades (sustancias) han sido creadas por el mismo Creador.

La demostración de la existencia de Dios permite la afirmación de la res extensa. Nuestras cogitationes tienen existencia en base a las ideas adventicias. Descartes explicará que Dios garantiza la conexión entre las ideas claras y distintas en la mente y su correspondiente realidad en la res extensa.

Descartes utilizará diferentes argumentos para probar que Dios es una idea innata. Sin embargo, en la demostración de la existencia de Dios ya fue criticada en su momento, por ejemplo, Arnauld, al afirmar que la demostración descansaba en un círculo vicioso. ¿Si Dios es una idea clara y distinta, por qué debería fundamentar al yo y al mundo que son a su vez ideas claras y distintas? La respuesta cartesiana fue afirmar que el "cogito" es independiente del conocimiento de Dios.

El argumento ontológico se deja resumir de la siguiente forma: Afirmar la existencia de Dios en base a la idea del ser perfectísimo. El argumento recibiría en Kant (s.XVIII) su golpe definitivo. Lo único que podría afirmarse es no tanto su existencia, sino su posibilidad.

El argumento ontológico pasa desde la esencia que puede ser pensada -por ejemplo, como ser perfecto-, y da un salto hacia la existencia. Como bien dice H.Küng el "argumento ontológico mantuvo su fuerza de convicción mientras tuvo vigencia el supuesto platónico-agustiniano de un realismo de las ideas, para el que las ideas tienen realidad propia, independiente. Para Descartes la idea no era en absoluto mero pensamiento, palabra vacía, "simple" concepto, sino una realidad primigenia. En tal caso, naturalmente, sí se podía concluir de la realidad de la idea de Dios la realidad de su existencia." (H.Küng.- ¿Existe Dios? Ediciones Cristiandad, 4ed, Madrid,1979, pág.66).

La crítica más implacable contra el argumento ontológico se debe a I.Kant (s.XVIII). En su Crítica de la Razón Pura, podemos leer lo siguiente: " El concepto de un ser supremo es una idea muy útil en no pocos aspectos. Pero, precisamente por tratarse de una simple idea, es totalmente incapaz de ampliar por sí sola nuestro conocimiento respecto de lo que existe." Y para acabar de remachar acaba diciendo: " Todo el esfuerzo y el trabajo invertidos en la conocida prueba ontológica (cartesiana) de la existencia de un ser supremo a partir de conceptos son, pues, inútiles. Cualquier hombre estaría tan poco dispuesto a enriquecer sus conocimientos con meras ideas como lo estaría un comerciante a mejorar su posición añadiendo algunos ceros a su dinero en efectivo" (A 602,B 630). (I.Kant, Crítica de la razón pura, Prólogo,traducción,notas e índices, Pedro Ribas, ed.Alfaguara, Madrid, 1978, pág, 506)

Las pruebas de la existencia de Dios -la idea de infinito, como causa y el argumento ontológico- le permitían a Descartes solucionar los siguientes problemas planteados:

ˆ La fundamentación del yo y el mundo.
ˆ La eliminación de la hipótesis del genio maligno.
ˆ La salida del solipsismo hacia el exterior.
ˆ La afirmación de Dios como principio y conservador del orden mecanicista en la naturaleza.

Descartes (I)

CIENCIA Y SUJETO EN LA ÉPOCA MODERNA
(R. DESCARTES)


[Introducción][Descartes y sus intereses][Descartes y sus ideas claras][Descartes y la sustancia][Descartes y el sistema mecanicista] [El hombre][Moral provisional]


       1. Introducción.

     El origen de la modernidad al menos en cuanto a las implicaciones filosóficas, fue el pensamiento de Guillermo de Occam (-1300-1349/50). Su distinción entre conocimiento intuitivo y conocimiento abstractivo supone un cambio cuya deriva dejará un surco que marcará el camino hacia la autonomía de la razón frente al primado de la fe. Si no tenemos conocimiento intuitivo de Dios, ¿cómo podemos conocerlo? La respuesta de Occam se halla en la fe. Pero, paradójicamente, liberará a la razón para un desarrollo propio y específico. Si la razón es impotente frente a la omnipotencia divina, lo adecuado será el conocimiento intuitivo que conoce la experiencia, aquella vivencia inmediata por el cual el ser existente y particular es conocido por el sujeto que conoce. 

   Esta modernidad se expresará en el pensamiento renacentista que si algo puede caracterizarse es precisamente lo irreductible de una visión extraordinariamente vital frente al triunfo de la razón y su visión matematizable de la realidad que se inicia con las figuras de Galileo Galilei (1564-1642) y R.Descartes (1596-1650) y culmina en la apoteosis de la ciencia del barroco con I.Newton(1642-1727).



    El pensamiento renacentista se inserta a su vez en un momento histórico de cambios extraordinarios, a saber, el nacimiento del Estado. No es casualidad que el pensamiento filosófico y la ciencia que los acompaña serán fieles escuderos del Estado, que T.Hobbes (1588-1679) llamará Leviatán. Sin lugar a dudas, desde una perspectiva histórica, el legado de la modernidad han sido dos regalos envenenados a la historia contemporánea, a saber: la ciencia y el Estado. La ciencia se ha desarrollado en la medida que el Estado ha necesitado resolver todos los problemas que conlleva la dominación del hombre por el hombre y la naturaleza.

      2. Descartes y sus intereses.

     Mientras Europa afianza lazos de hermandad con la Guerra de los Treinta (1) años, R.Descartes (1596-1650) participa como guerrero profesional, en una de sus múltiples ocupaciones:”(...) abandoné de forma total el estudio de las letras y tomando la decisión de no buscar otra ciencia que la que pudiera encontrar en mí mismo o en el gran libro del mundo, dediqué el resto de mis años de juventud a viajar, conocer cortes y ejércitos, tratar con gentes de diversos temperamentos y condición social  (...)”.Entre devastación y muerte, nuestro héroe se dedicará a ver “claro y distinto” en un mundo lleno de fuego y espanto. El contraste resulta “evidente”.


   ¿Por qué Descartes se preocupa por problemas de orden filosófico? Una respuesta, puramente especulativa, sería que Descartes inicia su andadura filosófica, espoleado por sueños que, al abrigo de la estufa en las cercanías de Ulm, tuvo en la noche del 10 al 11 de septiembre de 1619.  En el sueño se le representa la "ciencia admirable" (mirabilis scientia):" he comenzado a entender el fundamento del descubrimiento maravilloso" (Olympica). En las Reglas (IV), nos dice: "(..) que, pertant, hi ha d'haver una certa ciència general que expliqui tot allò que pugui investigar-se sobre l'ordre i la mesura que no s'adjudica a cap matèria en especial; i que se l'anomena (..)- mathesis universal perquè conté tot allò que permet anomenar les latres ciències parts de la matemàtica" (2) (IV,378-379, pág.80-81).


Resumiendo, en el famoso sueño entrevé lo que será el norte filosófico: la búsqueda de un instrumento matemático que permita avanzar con paso firme y seguro: certeza, mediante un método cuyo modelo es la matemática.

Bertrand Russell: Fars de llum en mig de les tenebres (I)

  "Aquells les vides dels quals són fecundes per a ells mateixos, per als seus amics o per al món estan inspirats per l'esperança i...