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¿Cuánto poder tiene la sociedad civil (II)?

 


En el prefacio a la nueva edición alemana de 1990, del libro "Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida pública" de Jürgen Habermas (1961) hace una valoración crítica de su obra. Habermas acaba de publicar un nuevo libro que lleva por título "Un nou canvi estructural en l'esfera pública i la política deliberativa"[Un nuevo cambio estructural en la esfera pública y la política deliberativa] (2022). Aún no he podido leer dicho libro. Más adelante ya trataré de ofrecer una síntesis de sus tesis.

Habermas cita a J.Meyrowitz, en su obra "No Sense of Place" (1985) [Sin sentido del lugar] su subtítulo "El impacto de los medios electrónicos en el comportamiento social". El título hace referencia a la desubicación que los individuos se ven sometidos por los nuevos medios, detalla cómo los medios electrónicos rompen el antiguo vínculo entre la ubicación y la interacción social, socavando así la conexión entre el sitio físico y el "lugar" social. Si esta afirmación se hace en el lejano 1985, que podríamos decir de la actualidad donde las redes sociales y los monopolios como Facebook, Twitter, o la aparición de la IA está alterando  el significado de lo que habíamos conocido. 

Habermas, cita a Joshua Meyrowtiz y nos dice lo siguiente: " Muchos de los rasgos de nuestra "era de la información" se nos asemeja a las más primitivas de las formas sociales y políticas: la sociedad cazadora y recolectora. En tanto que nómadas, los cazadores y recolectores no tienen una relación de fidelidad con el territorio. También tienen poco "sentido del lugar"; las actividades específicas no están estrechamente fijadas a asentamientos físicos específicos. La ausencia de fronteras tanto en las sociedades cazadoras y recolectoras como en las sociedades electrónicas (sic) conduce a toda una serie de chocantes paralelismos. De todos los tipos de societales conocidos anteriores al nuestro, las sociedades cazadoras y recolectoras han tendido a ser las más igualitarias en términos de los roles de machos y hembras, niños y adultos, jefes y seguidores. La dificultad de mantener muchos lugares separados o distintas esferas sociales tiende a implicar a cada uno en los asuntos de cualquier otro." (pág.35)

En la actualidad, esos nuevos nómadas son los altos ejecutivos de las empresas transnacionales o multinacionales, donde la nueva elite se mueve como pez en el agua, sea en Singapur, Nueva York, Barcelona o Bombay, al precio eso si, que todas esas ciudades se hayan homogeneizado y sean intercambiables -en la medida que eso sea posible-. En esa categoría la inmigración queda excluida.

A pesar de lo dicho, la contradicción entre lo global y lo local sigue siendo un hecho. Los problemas globales -cambio climático, inmigración, guerras, energías, infraestructuras, etc-, no pueden ser abordados ni por los Estados nacionales que no pueden hacer frente a la interdependencia y entrelazamiento que la globalización nos impone como un sistema autónomo -mercado-, y las soberanías limitadas de los estados y la creciente deserción de una ciudadanía que pierde la fe en el sistema democrático. La evidencia empírica nos pone ante un panorama donde lo virtual -estar en la nube- no tiene traducción real en la mejora del mundo real. 


¿Cuánto poder tiene la sociedad civil?

 


El eclipse de sol (1926), de Georg Grosz*


El texto pertenece a E.W.Böckenförde (1976) y hace referencia al retraso, en el caso alemán, de la igualdad civil:

"Con el surgimiento de la confrontación entre "Estado" y "sociedad" se origina el problema de la participación de la sociedad en el poder estatal de decisión y en la ejecución del mismo...El Estado introdujo a los individuos y a la sociedad en la libertad burguesa y los mantuvo en esa condición civil mediante la creación y la garantía del nuevo orden legal general. Pero los individuos y la sociedad no obtenían ninguna libertad política, es decir, ninguna participación en el poder político de decisión, concentrado en el Estado, ni ninguna posibilidad institucionalizada para ejercer una influencia activa sobre ese poder. En cierto modo, el Estado como organización de dominio descansaba en sí mismo; expresado en términos sociológicos: estaba sometido por la realeza, el funcionariado, el ejército y, en parte también, por la nobleza; y como tal quedaba "separado" institucional y organizativamente de la sociedad representada por la burguesía"** (pág.11).

Este cuadro no cuadra con el actual contexto de la posmodernidad y las profundas mutaciones en el orden político que ha sufrido el Estado. Sin embargo, cabría preguntarse ¿hasta qué punto esas alteraciones en el funcionamiento del Estado y la inserción de la sociedad civil y la mediación institucionalizada de los partidos políticos, ha transformado esa participación de la sociedad civil? 


John Stuart Mill (II)

II.1.- El radicalismo filosófico

Entre 1770 y 1830 la sociedad inglesa se ve sometida a cambios profundos debido a las consecuencias de la revolución industrial, que llevo a cabo transformaciones profundas en la sociedad. Desde la transformación de los campesinos en obreros y la metamorfosis de las ciudades –Ch.Dickens y Marx, describirán sus consecuencias morales y políticas-. La sociedad [inglesa] cambia, pero las instituciones políticas no recogen ningún cambio, y en lo esencial se sitúan aún en la Revolución gloriosa de 1689. La política estaba al servicio de los intereses de la aristocracia agraria y mercantil. Los intentos de cambio tuvieron una feliz deriva para el conservadurismo. La Revolución francesa sirvió de excusa para un inmovilismo político que sólo beneficiaba a los de siempre. Sin embargo, a partir de 1815, las demandas de reforma política se hicieron cada vez más frecuentes y fuertes. Procedían de intelectuales radicales, como Jeremy Bentham, y de industriales textiles como Richard Cobden. Los industriales reclamaban libertad industrial y comercial y la abolición del proteccionismo agrícola, que beneficiaba exclusivamente a los “landlords” en perjucio del resto de la población.


J.Bentham (1748-1832)


La reivindicación de una reforma electoral y parlamentaria que abanderaban los radicales, se basaba en el hecho de que núcleos de población como Manchester, Birmingham, Sheffield y Leeds, convertidas ya en populosas ciudades industriales, seguían sin tener representación parlamentaria. Mientras Londres tenía cuatro diputados, el condado de Cornualles –en el sur de Inglaterra, dominada por terratenientes-, tenía cuarenta y cuatro.


En 1832 se aprueba por el Parlamento la Ley de Reforma que tendrá consecuencias en el sistema político. La primera consecuencia fue la disminución del poder político de la aristocracia agraria y mercantil. A partir de 1832 la oligarquía política británica se amplió con fabricantes y miembros de la middle class en general. A lo largo del siglo XIX se democratizo el sistema político. Así, en 1884 se estableció el sufragio universal (masculino). Este proceso democratizador fue impulsado y animado por un grupo de reformadores en torno a la figura de Jeremy Bentham (*) y James Mill. Aspiraban a transformar la sociedad británica en una sociedad de mercado moderna, secular y democrática. J.S.Mill, trato de profundizar esa senda dándole un fondo más moral.



(*) K.Marx dibujará los perfiles de Jeremy Bentham de forma poco amable, en general, era poco amable. De él se puede leer lo siguiente: "L'esfera de la circulació o de l'intercanvi de mercaderies, dins la qual es mouen la compra i la venda de la força de treball, era en realitat un auténtic Edèn dels dretes innats de l'home. Aquí només domina la llibertat, la igualta, la propietat i Bentham. (...) Bentham!, perquè cadascun només pense en ell mateix." (K.Marx, El capital, I,IV,3 pàg.215. Clàssics del pensament modern, Edicions 62/Diputació de Barcelona. Barcelona, 1984.

Marx define a Bentham como sigue: "(...) A l'economia clàssica lo ha agradat sempre concebre el capital social como a una magnitud fixa amb un grau de rendiment fix. Però aquest preejudici només s'establí en dogma gràcies al superfilisteu Jeremias Betham, l'oracle fredament pedant, xerraire pesat, del sentit comú burguès del segle XIX.

En nota a pie de página Marx somete a una implacable crítica los principios del utilitarismo: "Jeremias Bentham és un fenomen purament anglès (...). El principio de la utilita no era cap invent de Bentham. Simplement reproduí sense enginy el que amb enginy Helvetius i d'alres francesos del segle XVIII habien dit (...). Aplicat a les persones, quan hom vol jutjar tot acte, moviment, relació, etc., humà segons el principi de la utilitat, en primer lloc cal estudiar la natura humana en general i desprès la natura humana modificada en cada època històrica. Bentham no està per tants brocs (en sentit figurat, no esta per tantes històries). Amb l'eixutesa més ingènua suposa com a home normal el burgès estret de mires modern, i especialment el burgès estret de mires anglès. El que és útil a aquest estrany home normal i al seu món és útil en si i per si. I a partir d'aquesta escala de valors jutja el passat, el present i el futur. (...) Si jo tingués el coratge del meu amic H.Heine diria que el senyor Jeremias és un geni de la l'estupidesa burguesa" (nota 63, K.Marx. El capital, I,XXII,5, pàg.275


Nero y Tony el gras: una via cap el antifragilisme

  El títol te a veure amb el capítol 9 de llibre de Nassim Nicholas Taleb, Antifrágil*. Per què va passar la crisi del 2008? Per què cap exp...