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Karl Marx (I)

 I. La genealogía del marxismo.



Karl Marx (1818-1883)




1.- La unidad del pensamiento de Marx. 

En Marx anida un proyecto inacabado del cual destacan dos ideas: 

a) La superación del "antagonismo" explotados y explotadores, entre naturaleza y sociedad,entre sociedad civil y política. 

b) El anhelo de la revolución que dará paso a una sociedad sin clases ni explotación. La reivindicación de de una sociedad verdaderamente humana. 


Ambos problemas son resueltos simultáneamente a partir de la teoría del poder social extrañado, teoría que constituye el núcleo rector de toda la producción de Marx, el punto de engarce entre ciencia y filosofía(1).


2.- Las influencias. 

La filosofía de Marx, como la de cualquier pensador, no nace de la nada, sino de la confluencia de una serie de ideas que provenientes de diferentes fuentes y convergen en un pensador que las sintetiza y les da una unidad que les dota de entidad propia. En el caso de la filosofía marxista los mimbres que utilizará Marx son los siguientes: 


1) Las investigaciones sobre el trabajo como relación activa y fundamental del hombre con la naturaleza, sobre la división del trabajo social, sobre el cambio de los productos del trabajo,etc., fueron iniciadas a finales del siglo XVIII, en el país más avanzado industrialmente (Inglaterra), por una serie de economistas: Petty, Smith, Ricardo. 


2) Las investigaciones sobre la naturaleza como realidad objetiva, como origen del hombre, iniciadas por los ilustrados materialistas D'Holbach, Diderot, Helvetius, y más tarde Feuerbach. 


3) Las investigaciones sobre los grandes grupos sociales, las clases y sus luchas, fueron comenzadas por los historiadores franceses del siglo XIX Thierry, Mignet y Guizot, en el transcurso de estudios sobre los acontecimientos revolucionarios o influidos por ellos. 


4) La ruptura con el mundo armonioso -Leibniz-,ocurrió a mediados del siglo XVIII. Se halla virtualmente en la obra de Voltaire (Cándido), en la de Rousseau y en la de Kant. La influencia de Malthus y Darwin darán el golpe de gracia al optimismo fácil. 


Sin embargo, la obra de Hegel es capital para dicha ruptura: el papel de las contradicciones en el hombre, la naturaleza y en la historia. La Fenomenología del Espíritu, debe considerarse momento decisivo en la formación de la nueva concepción del mundo. 


5) Los grandes socialistas franceses del siglo XIX plantearon problemas nuevos: el problema de la organización científica de la economía moderna (Saint-Simon); el problema de la clase obrera y el porvenir político del proletariado (Proudhon); el problema del hombre, de su porvenir y de las condiciones de la realización humana (Fourier). 


¿Qué resultado produjo esta multiplicidad de influencias? ¿Qué novedades surgió de este conglomerado? La respuesta sería la siguiente: 


1) La genialidad de Marx y Engels consistió en aprehender todas esas doctrinas en sus relaciones hasta entonces ocultas, en ver en ellas las expresiones fragmentarias pero inseparables de la civilización industrial moderna, de sus problemas. 


2) Comprenden las interrelaciones de los fenómenos económicos y sus implicaciones sociales y políticas. La comprensión de estos fenómenos dará lugar al materialismo histórico. 


3) El descubrimiento de la estructura contradictoria de la economía capitalista y el análisis que subyacen en estos: el salario, la producción de plusvalía. 


4) El descubrimiento del papel histórico del proletariado, de la posibilidad de una política obrera independiente (respecto de la burguesía) y de una transformación de las relaciones sociales por medio de esa política independiente(2).


II.La naturaleza humana.


El ser humano no posee un naturaleza humana inmutable ni eterna, porque “la esencia humana no es algo abstracto e inmanente a cada individuo. Es en su realidad el conjunto de las relaciones sociales” (Tesis sobre Feuerbach, sexta tesis). Y esto significa que no se puede entender al individuo aislado, sino en relaciones sociales. El hombre aislado no puede satisfacer sus necesidades, sino en sociedad. Dentro de cada sociedad  el individuo concreto puede ser lo que sea. En dichas relaciones aparecen las clases sociales que son los elementos opuesto entre sí en esa concreta e histórica relación social. En nuestra sociedad –s.XIX-, dichas clases son la burguesía y el proletariado que se enfrentan a muerte. Así Marx podrá decir que la historia no es más que el escenario donde se representa la lucha de clases. En su visión inmanentista, la historia tiene una finalidad que supone necesariamente abolir la alienación y con ella, la aparición de una nueva etapa histórica: el comunismo, que es el reino de Dios aquí en la Tierra. 


Marx será el primer filósofa que bajará a la fábrica para ver como se realiza los sueños de la razón ilustrada. En su viaje verá a una inmensa mayoría de seres humanos explotados y humillados, creando riqueza y viviendo en la mísera. En las fábricas la dignidad humana ha desaparecido por completo. Las palabras de la Revolución francesa: Igualdad, Libertad y Fraternidad, han sido pisoteadas por la clase que se ayudó en su ascensión hacia el poder: la burguesía. 


Marx se propondrá rehabilitar la dignidad del proletariado, a través de un esfuerzo que pasa por transformar el mundo.Pero Marx ha aprendido que para ello visto el fracaso de la Comuna de París de 1844, es necesario preparar el terreno, no vale la insurrección que no lleva a ningún lado, se requiere que el proletariado afile sus armas para que en el momento adecuado destruya al Estado burgués para instaurar un nuevo orden donde el hombre ya no sea clase, porque habrá desaparecido las clases. 


Hegel había pensado la realidad como despliegue del Espíritu y había afirmado que "Todo lo racional es real y todo lo real es racional". Ese Espíritu se expresaba en el Estado -prusiano-. Marx eleva una enmienda a la totalidad las ensoñaciones de Hegel. Marx acusará a Hegel de hipostasiar al Estado -burgués- con la Razón. La expresión de la falsedad de tal identificación lo haya en las condiciones reales del proletariado. Por ello, se propondrá estudiar las condiciones reales de vida y su radical modificación, mediante la Revolución. 


III. La alienación. 

 

1.- Introducción. 

El concepto de alienación tiene su origen en la filosofía de Hegel, que significa el sentimiento de la consciencia al experimentar la separación de sí mismo. En el caso del Hegel, en su obra la Fenomenología del Espíritu, describe conceptualmente, el discurrir de la conciencia a través de un itinerario que lo llevará desde la lógica hacia la naturaleza para reencontrarse consigo mismo, pero ahora, como Espíritu. ¿Dónde se sitúa la alienación? La respuesta está en la naturaleza, que es exterioridad. 


2.- Los Manuscritos.


Los Manuscritos económicos-filosóficos fueron escritores el año 1844, pero jamás fueron publicados por Marx. El tema central es la alienación del trabajo y su superación a través del comunismo. 


Esta obra recoge tres grandes corrientes del pensamiento del siglo XIX: el socialismo utópico, la filosofía alemana y a economía política inglesa. 


 En la ideología se expresa las relaciones del hombre con su mundo y su existencia social e histórica. Las ideas o representaciones que expresan esta relación pueden hacerlo de un modo adecuado o de un modo falso. En este caso, el término ideología implica un conjunto de “ideas o sublimaciones” que imaginativamente o conceptualmente dan una imagen o representación falseada y falsificadora de la realidad. A esta desfiguración de la existencia real e histórica de los hombres por las formas ideológicas de la conciencia es lo que se denomina “alienación del hombre”. 


 Si la alienación es el producto de un determinado modo de producción, no se ve como puede desde dentro del propio sistema denunciar lo que es una realidad dada. La crítica que hace Marx a la situación del proletariado ¿no sería producto a su vez de este determinado modo de producción? ¿No sería que lo que se denominará infraestructura, es decir, las diferentes formas de la cultura, política, filosofía, religión, etc., pueden estar desafectadas de la alienación? ¿No es un círculo vicioso el denunciar la alienación dentro del propio sistema que la crea? 


 El concepto hegeliano de alienación aparece en la Fenomenología para describir la relación sujeto-objeto mediada por el trabajo en toda actividad humana .Marx utiliza, en sus Manuscritos de 1844, el término alienación en el sentido más concreto y humano.  En los Manuscritos (1844) el término alienación es central en relación al trabajo y su superación a través del comunismo. 


 En los Manuscritos escribe en un momento determinado: “Nuestra tarea es ahora, por tanto, la de comprender la conexión esencial entre la propiedad privada, la codicia, la separación del trabajo, capital y tierra, de la intercambio y competencia, valor y desvalorización del hombre, monopolio y competencia; tenemos que comprender la conexión de toda esta enajenación con el sistema monetario” . 


 Siguiendo la exposición de A.Segura*, toda alienación se reduce a la alienación del trabajo. El trabajo alienado supone un trabajador, un objeto del trabajo o una materia prima, una herramienta, una actividad y un resultado de esta actividad, que es el producto.  Marx expresa de la siguiente manera este proceso de alienación: “El objeto que el trabajo produce, su producto, se enfrenta a él como un ser extraño, como un poder independiente del productor. El producto del trabajo es el trabajo que se ha fijado en un objeto, que se ha hecho cosa; el producto es la objetivación del trabajo. La realización del trabajo es su objetivación. Esta realización del trabajo aparece en el estadio de la Economía Política como desrealización del trabajador, la objetivación como pérdida del objeto y servidumbre a él, la apropiación como extrañamiento, como enajenación.”  


 ¿Qué dice el texto anterior? La respuesta sería la siguiente: 


 1.- El trabajador al hacer se deshace. Lo producido deja de ser suyo. Lo realizado con su esfuerzo, saber, habilidad, es expropiado en este proceso de producción. 

 2.- La cosa o mercancía que expresa su concreción en la actividad del trabajo, ha dejado de pertenecerle.  

 3.- Derivada de lo anterior, el trabajo no expresa ya su ser, sino que lo esencial es lo producido, es decir, la mercancía. 

 4.- La desrealización del trabajador, pérdida del objeto y dominio del objeto sobre el sujeto productor, y extrañamiento, como alienación. He aquí la “tríada maléfica” que supone este modo de producción que es el capitalismo.  


 Este proceso continúa en la medida que aquello que convierte a los seres humanos en tales, es decir, el trabajo, está alienado. El sistema capitalismo transforma todas las relaciones sociales en alienación. La relación entre los hombres se transforma no en una relación entre personas, sino en una relación de intercambios de cosas. En este “modo de producción” capitalista, el hombre es transformado en una mercancía más. Estamos en el proceso de la reificación, es decir, el hombre se ha transformado en cosa, en una engranaje más del sistema productivo. En su obra más ambiciosa, expresa esta patológica relación entre los seres humanos como “fetichismo de la mercancía”.  


Si bien la alienación tiene su fundamento en la base económica, ésta se despliega en la alienación religiosa, la alienación política y alienación filosófica. 


3.- La alienación: religiosa. 

La crítica a la alienación económica tiene su primera estación en la teología. La alienación religiosa fue el descubrimiento de Feuerbach, pero éste se queda con el sentimiento religioso. Marx para ser comunista tenía que ser primero ateo. Lo peligroso de la religión es que proyecta fuera las soluciones a los problemas planteados aquí en el más acá. La religión escinde el mundo dando su solución en pelmas allá. La religión le promete un paraíso para compensarle de su estancia en el valle de lágrimas que es nuestro mundo. De ahí su afirmación como "opio del pueblo". 


Piensa Marx, que la religión, ese sentimiento religioso que Feuerbach consideraba "natural" en los seres humanos, desaparecerá cuando las condiciones de opresión y alienación hayan sido superadas en el comunismo. Entonces ese "opio" no será nece-sario para aliviarnos en un mundo donde la dignidad humana haya sido restablecida. 


4.- La alienación política. 

La crítica marxiana se inicia en Hegel, que separa al ciudadano y la sociedad civil. El hombre concreto se disuelve en el Estado, que se convierte en el único "ser real". El ataque de Marx consiste en la reivindicación de la soberanía real del pueblo. Se trata de restaurar la unión entre la vida social y la vida política. 


Si la alienación política consiste en la separación entre la vida social y la vida política, la superación consistirá en la disolución de la escisión entre lo política y lo social. La propuesta de Marx será la disolución del Estado, una sociedad sin clases. 


Marx crítica en la Cuestión judía (1843-1844) a Bruno Bauer, Marx rechaza la división entre el hombre emancipado políticamente pero sigue siendo siervo del Estado. B.Bauer se engaña -dice Marx-, porque cree que el Estado laico desaparecerá la religión. Marx afirmará que es al contrario, el Estado laico, al reducir la religión a la vida privada, la confirma como religión. La alienación religiosa es una servidumbre que no es causa sino efecto de la alienación civil. 


La emancipación religiosa debe venir la auténtica emancipación política (liberación del Estado). Marx propone la emancipación humana. 


5.- La alienación filosófica. 

La filosofía como conjunto de representaciones e ideas constituye una forma de alienación con singular fuerza: a) porque sólo interpreta la realidad y b) además la interpreta falsamente. 


Immanuel Kant: Filosofía trascendental

Immanuel Kant (1724-1804) 


 Kant es el centro de toda una era (la aetas kantiana) crítica, cuya irradiación se extiende al menos hasta 1929 (1) . Kant se siente heredero de la tradición leibnizo-wolffiana, de la mecánica newtoniana (y sus prolongaciones dinámicas en Boscovich y Euler), el momento “escéptico” de Hume y el sentimentalismo moral de Rousseau. Estos autores son transformados por el nuevo “giro copernicano", y es que el propio Kant nos lo dice en su “Crítica de la razón pura” (314/B370) : “(..) no es raro que, comparando los pensamientos expresados por un autor acerca de su tema, tanto en el lenguaje ordinario como en los libros, llegamos a entenderle mejor de lo que él se ha entendido a sí mismo. En efecto, al no precisar suficientemente su concepto, ese autor hablaba, o pensaba incluso, de forma contraria a su propio objetivo”.

1. Preguntas que debo hacer

La historia de la filosofía se podría plantear metafóricamente como una guerra en cuyo escenario o campo de batalla se situaría la metafísica (KvV; A VII s.) y cuyos contendientes serían dos bandos irreconciliables. Los primeros serían los dogmáticos, son como pueblos sedentarios, interesados en afincarse y hacer fructífero el campo. Para asegurar sus cosecha se ven obligados a servirse de principios que sobrepasan las posibilidades y condiciones de ese mismo campo (la experiencia). Los segundos estarían representados por los escépticos, son nómadas que hacen tabla rasa de todo principio de convivencia y se contentan con llevarse como botín seguro unos cuantos frutos, condenándose así (y condenando de paso a los sedentarios) a una futura hambruna, dado que ignoran las artes del cultivo: son gentes efectivamente inculta, que nada sabe de planificación (2) . Obviamente, Kant se siente más cómodo con los primeros que con los segundos.

La filosofía de Kant no se atiene a como son las cosas en sí –noúmeno- ni tal como se presenta en su estado en bruto -empiría-, sino que pretende establecer las condiciones de posibilidad -trascendental- que hace posible el conocimiento. El sujeto kantiano debe atenerse, limitarse de acuerdo con “los intereses de mi razón”, es decir:

1)¿Qué puedo saber? 
2)¿Qué debo hacer? 
3)¿Qué me está permitido esperar? (KrV A 805/B833). 


1) En relación a la primera pregunta, establecerá su tesis del conocimiento sintético a priori, o lo que es lo mismo, su postura trascendental que supone que en el orden del conocimiento, lo dado es determinado por las estructuras de la razón humana. Por tanto, lo conocido es producto de la síntesis entre la materia en bruto de las percepciones -enseñanzas de Hume, que despierta al durmiente Kant-, y las estructuras a priori que determinan el objeto. 

Establecerá correspondencias entre el ámbito de la sensibilidad y las estructuras a priori del espacio y tiempo como condición de posibilidad para el conocimiento sensible y las estructuras a priori del entendimiento que denominará categorías como condición de posibilidad para poder pensar la pluralidad fenoménica.  Afirmará que la razón también tiene su propio campo específico a priori, es en este contexto, donde a aparece la metafísica como anhelo imperecedero del ser humano, en la búsqueda incesante de los conceptos básicos de la metafísica: Alma, Mundo y Dios. Sin embargo, dicho conocimiento suministrado por la razón, ya no es conocimiento objetivo. ¿Habrá que seguir los consejos disolventes de Hume? La respuesta de Kant, es opuesta al "despertador" del sueño dogmático. Si bien los conceptos metafísicos no son verdadero conocimiento, tienen un valor, en tanto que son aspiraciones de la razón para cerrar el círculo del conocimiento. Son faros apostados en el horizonte que permiten dirigir nuestra atención hacia el conocimiento, como meta insuperable, pero irrenunciable del ser humano. El conocimiento que se forma la razón es denominado ilusiones trascendentales.




2) ¿Qué debo hacer? La pregunta en que Kant es diáfana, hay que hacer lo que debemos hacer. La respuesta es críptica, pero el planteamiento pretende ser luminoso. La razón es capaz de seguir su propia ley moral, que llama deber. Así como en el orden del conocimiento, las estructuras a priori, garantizan la objetividad del conocimiento, también en el orden ético, existe un a priori de la razón humana, la ley moral. Ésta establece lo que en cada caso debemos hacer en conciencia. Seguir los dictados de la razón práctica, es seguir la autonomía de la voluntad, nuestra conducta no puede estar condicionada ni por nuestras inclinaciones, ni por los resultados, estamos en el campo del formalismo ético. 

¿Puedo mentir para salvar a un inocente? La respuesta en Kant sería que no podemos mentir. Es cierto que esto supone poner en peligro al inocente, sin embargo, piensa Kant, sería peor pensar que la mentira fuese buena, aunque sirviese a alguna buena causa. Lo que determina la bondad o maldad de la acción, se haya dentro de la buena voluntad, y está no podría permitir que la mentira fuese moneda corriente.

Lo cierto es que la ética kantiana no resulta de mucha utilidad si no tenemos en cuenta los resultados de nuestras acciones -¿consecuencialismo?-. Es cierto también que introduce decisiones estratégicas que suponen un cierto conocimiento de las situaciones y los posibles cursos de acción que pueden tener lugar en virtud de mis acciones, ¿existe un mínimo ético a partir del cual podamos ser capaces de tener en cuenta las consecuencias?

La ética kantiana, no se imaginaba un mundo como el nuestro, no es que el mundo de 1724 a 1804 fuese el edén, sin embargo, era un mundo más cercano a los individuos, el proceso de deshumanización habido a lo largo del siglo XIX y especialmente en el siglo XX con dos guerras devastadoras y su cohorte de espanto sin cuento, hacen difícil que la ética kantiana tenga la validez que anhelaba. No es que esperase que todos siguiésemos los dictados de la razón, pero esperaba que actuando como seres humanos el camino sería más fácil. 

3) Precisamente, la ética lleva hacia la religión, no la religión institucional sino una religión sui generis, al estilo kantiano, pero de eso hablaremos en otra ocasión.

Contemplar el futur nihilista

  Martin Heidegger "Esa Europa, siempre a punto de apuñalarse a  sí misma en su irremediable ceguera, se encuentra hoy en día entre la ...