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Los cínicos: lo natural como dogma de virtud (II)

 III

Diógenes de Sinope (404-323 a.C.)


Diógenes

La figura de Diógenes ha eclipsado al iniciador del movimiento cínico, Antístenes, que en comparación con su discípulo, pasaría como ciudadano modelo, una especie de gentleman, si se me permite el anacronismo . Seguiremos las indicaciones de M.I.Finley, en su artículo Diógenes el cínico, que se encuentra en su obra "Aspectos de la Antigüedad. Descubrimientos y disputas", traducción, Antonio Pérez-Ramos, Editorial Ariel, Barcelona, 1975. También seguiremos a Diógenes Laercio. 

Finley, dedica el capítulo 7 a Diógenes el cínico. Una de las características del autor, es ponernos en guardia acerca de la facilidad inconsciente que nos permite saltar siglos de distancia como si de un ayer cercano se tratara. Casi todo lo que sabemos del personaje se debe a Diógenes Laercio (s.III). Por eso dice: "(...) Al fin y al cabo las leyendas son más importantes que la realidad, puesto que fue el Diógenes legendario el que arrebató la imaginación y se convirtió en el símbolo que nos conserva la historia. El echar por tierra las leyendas es una bendición un tanto ambigua" (pág.119). Porque eso supondría inventarse otro Diógenes.

Diógenes nace en Sinope, "hijo de Hicesio, un banquero. Cuenta Diocles que se exilió, porque su padre, que tenía a su cargo la banca estatal, falsificó la moneda" (DL. VI,20). Sin embargo, "él mismo confiesa en el Pórdalo que había alterado la acuñación de moneda" (DL, VI,20). Así que el propio Diógenes se confiesa culpable, este hecho le obligará a exiliarse entre Atenas y Corinto, como nos dice Finley. En la nota 24 de las obra de DL, García Gual nos dice que Pórdalo, se podría traducir como "pedorreo". "Algunos piensan que es una corrupción y que el nombre en cuestión (aquí y luego en VI, 80) era Párdalis, "la pantera". De todos modos un título tan pintoresco no parece inapropiado para una obra de Diógenes." (pág.315)   

En Atenas, "entró en contacto con Antístenes". La obstinación de Diógenes logro torcer la determinación del maestro. Así dirá que: "¡Pega! No encontrarás un palo tan duro que me aparte de ti mientras yo crea que dices algo importante" (DL, VI, 21). "Desde entonces fue discípulo suyo, y, como exiliado que era, adoptó un modo de vida frugal" (DL,VI,21).

Finley nos dibuja el magnetismo de Atenas que atraía a toda clase de personas, ya fuese Aristóteles, de posición elevada y cultura refinadísima a Diógenes que tuvo que huir y vivir una "existencia de mendigo haciendo luego de una tinaja su hogar y de las calles su 'escuela', calculadamente grosero y ofensivo, autor de muy pocas obras -si acaso escribiera alguna- (y éstas en forma de diatribas y tragedias burlonas) y sin hacer concesiones en su rechazo de toda ciencia y saber como inútiles o incluso algo peor: en una palabra, un hombre de espíritu e interés centrados en una dirección" (Finley, 7,121). 

DL nos inunda de anécdotas en un caleidoscopio lleno de frases y situaciones pintorescas. Imposible reproducirlas todas. ¿Qué dijo, filosóficamente hablando Diógenes? 

"Se paseaba por el día con una lámpara encendida, diciendo: "Busco un hombre" (DL, VI,41). Para Diógenes hombre es sinónimo de virtuoso. Ser virtuoso es prescindir de lo accesorio para centrarse en lo único importante: seguir los dictados de nuestra naturaleza. Utiliza el término "ponos" para referirse al esfuerzo y fatiga, propio del hombre autosuficiente. Rechaza los convencionalismos de la sociedad. "Una vez que se masturbaba  en medio del ágora, comentó: "¡Ojalá fuera posible frotarse también el vientre para no tener hambre!" (DL, VI, 46).  

Diógenes se esfuerza por escandalizar a los ciudadanos de Atenas o Corintio. El mismo se califica: " Y yo soy Diógenes el Perro" (DL, VI,60). "Preguntado que de dónde era, respondió: 'Cosmopolita'" (DL, VI,63). Estamos lejos de Sócrates, que por amor a las leyes de su ciudad, prefirió la muerte que al exilio. Diógenes ya no pertenece a ese paradigma del mundo clásico. Paradójicamente dirá: "Acerca de la ley decía que sin ella no es posible la vida democrática; y que sin una ciudad democrática no hay ningún beneficio de la ley sin una ciudad. La ciudad es civilización. (...) Decía que sólo hay un gobierno justo: el del universo (...)" (DL, VI, 72).

Cualquier ciudad es tan buena o mala como cualquier otra. Por eso, Diógenes se encuentra en casa en cualquiera. Pero las leyes con puramente artificiales (nomos). Diógenes reivindica la individualidad al precio de despojar a la ciudad de sus señas de identidad. Lo natural es superior a lo convencional o establecido por las normas y costumbres. Por eso reprocha a "un muchacho afeminado, le dijo: "¿No te avergüenzas de tomar sobre ti mismo una decisión peor a la de la naturaleza? Porque ella te hizo hombre, mientras tú te fuerzas a ser mujer" (DL, VI,65). Diógenes no era un asceta, prefería el autodominio de mente y cuerpo. Revindica la "parresía" o "sinceridad" (DL, VI,69). Decir lo que me sale del alma, sin guardar un mínimo de cortesía. Seguramente, en los platós de la telebasura causaría sensación. 

Finley es crítico con la figura de Diógenes, pues, " Los hombres que prefieren los toneles a las casas, la mendicidad al trabajo, la moralidad "natural" de los brutos a las normas de conducta establecidas por los dioses, podrán escandalizar a la burguesía, pero nunca desposeerla" (pág.133-4). No era un revolucionario, su actitud podía escandalizar pero no conmovía los cimientos de sociedad. En palabras de Platón, que tuvo diferentes polémicas con Diógenes, pudo sentenciar acerca de su figura: "Un Sócrates enloquecido" (DL, VI, 53). Desde su aristocrática cima, Platón menospreciaba a los que no eran de su posición. 



Diógenes viviendo en su tonel


Se han hecho un clásico la anécdota de Alejandro Magno "cuando tomando el sol en el Craneo -gimnasio en Corinto- se plantó ante él Alejandro y le dijo: "Pídeme lo que quieras". Y él contestó: "No me hagas sombra" (DL, VI, 38). El sabio no necesita de nadie y nada ambiciona. Su autonomía personal, le coloca como un igual al hombre más influyente de su época. La segunda anécdota se refiere a su condición de esclavo. DL nos dice: "En un viaje a Egina fue capturado por unos piratas (...). Cuando el pregonero le preguntó qué sabía hacer, dijo: "Gobernar hombres". (...) "¡Véndeme a ése!" Ése necesita un dueño" (DL, VI, 74).  La fortuna o azar no hacen mella en su espíritu. No se siente ni abatido ni derrotado, pues, se siente dueño de sí mismo. 



Diógenes y Alejandro Magno en Corinto


DL  nos narra las diferentes versiones de su muerte. Dice que murió "tras haber vivido cerca de noventa años". "Cércidas de Megalópis" compone estos versos, explicando la causa de su muerte:

"No, ya no está el de antes, el de Sinope,

aquel paseante de bastón, de veste doblada, vividor a cielo raso,

Porque ya partiose, hincando los dientes en el labio,

y reteniendo el aliento de un mordisco. En verdad fue

Diógenes de la estirpe de Zeus, un celeste perro." (DL, VI, 76-7).


****


Diógenes Laercio, Vida y opiniones de los filósofos ilustres. Traducción, introducción y notas: Carlos García Gual, Libro de Bolsillo, Alianza editorial, 2ª, Cuarta reimpresión, 2020, Madrid, 2020.

** M.I.Finley, "Aspectos de la Antigüedad. Descubrimientos y disputas", traducción, Antonio Pérez-Ramos, Editorial Ariel, Barcelona, 1975. 

Quien esté interesado en buscar más información y análisis filosófico, la página de  http://www.alcoberro.info/cinisme.html, es una opción muy recomendable. También, la de http://www.cinicos.com/ cinicos.htm, es recomendable, más asequible que la primera. Juan Pedro Oliver Segura, Cínicos y socráticos menores, en Historia de la flosofía antigua, Enciclopedia iberoamericana de filosofía 14, edición de Carlos García Gual, Editorial Trotta, Madrid, 1997. Muy recomendable es la Historia del pensamiento filosófico y científico. I Antigüedad y Edad Media, de Giovanni Reale y Dario Antiseri,  Trad. Juan Andrés Iglesias. editorial Herder, Barcelona, 3ª ed. 2001.


Los cínicos: lo natural como dogma de virtud (I)

cínico, ca

Del lat. cynĭcus, y este del gr. κυνικός kynikós; propiamente 'perruno'.

1. adj. Dicho de una persona: Que actúa con falsedad o desvergüenza descaradas. 

2. adj. Propio de una persona cínica. Sonrisa cínica

3. adj. Impúdico, procaz.

4. adj. Fil. Dicho de una escuela filosófica: Que nació en Grecia de la división de los discípulos de Sócrates, y de la cual fue fundador Antístenes, y Diógenes su más señalado representante.

5. adj. Fil. Partidario o seguidor de la escuela cínica. U. t. c. s.

6. adj. Fil. Perteneciente o relativo a la escuela cínica.

7. adj. desus. desaseado.

Todo esto dice la RAE, sobre la expresión cínico/a. En su cuarta acepción nos habla de escuela filosófica.  La expresión kynikós, perruno, tiene que ver con ese adjetivo en (3), impúdico, procaz, propios de una de los personalidades más destacadas de la corriente filosófica, Diógenes de Sinope.

Antístenes, es el iniciador de esta escuela "sui generis". Discípulo de Sócrates, estuvo presente en la muerte de su maestro Sócrates. Buena parte de lo que sabemos, se debe a Diógenes Laercio* (primera mitad del siglo III).  

La corriente filosófica que se inicia con Antístenes, se encuentra inmersa dentro del helenismo. La polis griega llega a una mutación con el imperio de Alejandro Magno (III a.C). Si Platón y Aristóteles nos hablan de la polis, la mutación que produjo Alejandro Magno, es decir, el paso de ciudadano a súbdito, de ciudad-estado a metrópolis que se gobierna desde la lejanía, todos estos cambios, afectarán a la propia configuración mental de las ciudades griegas y en especial a Atenas. 




La mutación que supone el imperio macedonio, es la aparición del individuo, desconectado de los asuntos públicos, propio de la etapa de la Atenas clásica, donde la democracia desaparece en beneficio de una nueva forma de gobierno que aleja al ciudadano de los asuntos públicos y lo lleva al cultivo de la individualidad. La polis se convierte en cosmopolita. Estamos de llena en una crisis sin precedentes en la Grecia antigua.

¿Cómo gestionar esta nueva situación? La filosofía helenística, tratará cada una de dar respuestas a esta mutación del ciudadano al súbdito. Cultivar las virtudes naturales en contra de las normas sociales y convencionales (los cínico). 




II   

Antístenes (c.446-366 a.C.)

En el Libro VI, Diógenes Laercio, dedica el libro a los cínicos. Allí, leemos que "era ateniense, si bien se comentaba que no era de legítimo origen". Se dice que su madre era tracia, lugar del que provenían numerosos esclavos a Atenas. Cuando alguien sacaba a colación su origen, respondía: "También la madre de los dioses es frigia". Frigia y Tracia eran lugares donde provenían un gran número de esclavos.

Laercio nos cuenta que fue discípulo de Gorgias. En su obra "La Verdad y sus Exhortaciones" hay rastros "del estilo retórico" de su maestro. De la lista que ofrece Laercio, solo queda los discursos de "Ayante o Discurso de Ayante", del resto solo queda la lista. Como dice en la nota 22; Carlos García Gual nos dice "(...)Pero la lista en sí misma es ya reveladora de la variedad de intereses y saberes de Antístenes. Alternan los tratados éticos con los de lógica y dialéctica y los de exégesis mitológicas, e incluso algunos que tratan "de la naturaleza de las cosas" (pág.314).

Antístenes abrazó la maestría de Sócrates. Para poder escucharlo debía caminar desde el Pireo hasta Atenas una distancia de "cuarenta estadios" (unos ocho kilómetros). Dos rasgos de la personalidad de Sócrates la incorporó a su persona: "firmeza de carácter" e "impasibilidad". Laercio adjudica que Antístenes "fue el fundador del cinismo" (Libro VI,2).

Antístenes puso como modelos de virtud a Heracles y Ciro. La combinación resulta en extremo significativa. Griego y bárbaro como modelo de areté (virtud). 

En el período helenístico (del 323 a.C.  muerte de Alejandro Magno al 30 a.C.  cuando Octavio vence a Marco Antonio en Accio)  se hizo proverbial: física, ética y dialéctica. Una de las pocas incursiones en la dialéctica del movimiento filosófico de los cínicos fue la definición que propuso Antístenes de "la proposición": "proposición (lógos) es lo que expresa lo que era o es algo" (Libro VI,3). 

Antístenes proponía para ser admitido en su círculo: "Un librillo nuevo, un estilete nuevo y una tablilla nueva, e inteligencia". En la nota 8 García Gual, apunta el juego de palabras entre "nuevo" e "inteligencia" que en griego "kainoû (nuevo) y kaì noû (e inteligencia).

Diógenes Laercio nos cuenta algunas anécdotas entre Antístenes y Platón, del mismo círculo de Sócrates. En el Fedón, Platón nos narra los instantes finales de Sócrates en el que estuvo presente Antístenes, mientras que Platón no pudo asistir por estar enfermo, según él mismo nos cuenta. Se dice que Platón hablaba mal de él, a lo que respondió: "Es propio de un rey obrar bien y ser calumniado" (D.L.VI,3). "En otra ocasión fue a visitarle estando enfermo y, al ver la palangana donde Platón había vomitado, dijo: "aquí veo tu bilis, pero no veo tu vanidad" (Tymos) (DL.VI,7)

"Morir feliz", parece ser "la mayor dicha entre los humanos, al decir de Antístenes. De la filosofía pudo decir: "El ser capaz de hablar conmigo mismo", muy al estilo socrático. Como justicia poética, nos dice DL, "que él fue el responsable del destierro de Ánito y de la muerte de Meleto" (DL,VI,9) que fueron los acusadores contra Sócrates y que provocó su condena a muerte. 

Siguiendo a Sócrates nos dice que "es enseñable la virtud" (DL. VI,10). "Que la virtud es suficiente en sí misma para la felicidad, sin necesitar nada a no ser la fortaleza socrática. Que la virtud está en los hechos, y no requiere ni muy numerosas palabras ni conocimientos. Que el sabio es autosuficiente, pues los bienes de los demás son todos suyos. Que la impopularidad es un bien y otro tanto el esfuerzo. Que el sabio vivirá no de acuerdo con las leyes establecidas, sino de acuerdo con la virtud. (...)". (DL.VI,11)

En este rapsódico elenco de características de lo que es la virtud, destaca una especialmente, el hecho de que la virtud está en los hechos y no en la mirada del otro. Supone una afirmación objetiva de la virtud. Esta virtud se contrapone a las leyes  de la ciudad. Se dibuja un tema que la sofística ya había tratado, a saber: la oposición entre nomos y physis. Antístenes al igual que Sócrates apuesta por la physis, "lo natural". Vivir una vida baja de expectativas es la mejor manera de alcanzar una vida feliz. No todos pueden alcanzar semejante ideal, pero en un mundo sin referencias, era una opción fácil -es un decir- de alcanzar. Una novedad acompaña a la virtud, pues, "hombre y mujer es la misma" (DL, VI,12).

DL nos dice que "Conversaba en el gimnasio de Cynosarges (...). De ahí precisamente dicen algunos que tomó nombre la escuela cínica (DL. VI,13). En la nota 19, García Gual afirma que "No parece probable que el nombre de los cínicos venga del nombre del gimnasio, y es dudoso -a pesar del testimonio de Diógenes Laercio- que llamaran "perro" a Antístenes" (pág.310)

Si parece probable que "fue el primero en doblarse la túnica, según cuenta Diocles, y usaba sólo esta prenda de vestir. Adoptó también el bastón y la alforja" (DL. VI, 13). Esta indumentaria será el sello distintivo de los cínicos, en especial, a Diógenes que pasa por ser la figura emblemática del movimiento.

DL, nos habla de la muerte de Antístenes. Dice escuetamente, "Murió de enfermedad". DL relata el encuentro entre Antístenes y Diógenes que venía a verle en su lecho de muerte. Éste traía un cuchillo, al decir Antístenes: "¿Quién puede librarme de estos dolores?", sacando el cuchillo, dijo: "¡Éste!". Y él replicó: "De los dolores, dije, pero no de la vida" (DL. VI,18).

Interesante respuesta la de Antístenes, pues, prefiere la vida, que librarse a la muerte para acabar con el dolor. ¿Hay debilidad en esta opción que escoge Antístenes?  ¿Acaso, teme a la muerte? DL le dedica los siguientes versos:

"En tu vida fuiste un perro, Antístenes, de tal naturaleza,

que sabías morder con tus palabras, no con los dientes.

Pero moriste consumido, enfermo. Replicará acaso alguno: 

                                                                                            ¿Qué  importa? 

De todos modos se necesita encontrar un guía para el Hades. (DL. VI, 19)


* Diógenes Laercio, Vida y opiniones de los filósofos ilustres. Traducción, introducción y notas: Carlos García Gual, Libro de Bolsillo, Alianza editorial, 2ª, Cuarta reimpresión, 2020, Madrid, 2020.

Quien esté interesado en buscar más información y análisis filosófico, la página de  http://www.alcoberro.info/cinisme.html, es una opción muy recomendable. También, la de http://www.cinicos.com/ cinicos.htm, es recomendable, más asequible que la primera.

Sócrates y la virtud

1.- Contexto político de su muerte.

Sócrates nace en un demos de la ciudad de Atenas en el año 469 y muere en 399. Su padre, Sofronisco, ejerce de artesano y su madre, Fenareta, de comadrona. Parece que en su juventud se instruye con gran esmero y conoce la filosofía de algunas escuelas anteriores, especialmente la de Anaxágoras, eleáticos y pitagóricos, y esta desde luego en contacto con algunos sofistas.

Al morir su padre, hereda una pequeña fortuna que el permite vivir modesta y austeramente, pero sin preocupa-ciones económicas que le impidan filosofar, su gran tarea. No participa en política pero cumple con honestidad sus deberes cívicos y toma parte en la defensa de su ciudad en las batallas de Potidea, Anfipolis y Delion, episodios de las guerras del Peloponeso, en cuya campaña da muestras de resistencia y valentía.

Socrates, congruente con su forma de pensar, no escribe nada; su enseñanza es oral, y para conocer su personalidad y su doctrina acudimos a los testimonios de sus contempo-ráneos y discípulos, tales como Platón, Aristóteles y Jenofonte. 

Al final de la guerra con Esparta (Guerras del Peloponeso) y tras la reinstauración de la democracia -reinado de los Treinta tiranos-, y de la concordia civil, Sócrates fue acusado, juzgado y condenado a muerte.



La acusación contra Sócrates es doble: "Sócrates comete delito por no reconocer (o bien, no creer en) los dioses que reconoce (o bien, en los cuales cree) la ciudad y por introducir nuevas divinidades. También comete delito por corromper a los jóvenes. Se solicita la pena de muerte" (Jenofonte, Recuerdos de Sócrates).



2.- Fuentes sobre Sócrates.

· Aristófanes (Las nubes, 423 a.C.)

Busca la comicidad y de ahí que ridiculice a Sócrates, presentando a un personaje caricaturesco y distorsionado.

· Jenofonte (Recuerdos de Sócrates)

Nos presenta un personaje nada conflictivo, ciudadano honrado cuya conducta y actividad filosófica no nos permite imaginar cómo un ciudadano semejante podría ser acusado y condenado a muerte.

· Platón (Diálogos socráticos - Apología, Critón, Cármides, Laques, Eutifrón, Gorgias, Ión, Hipias Menor, Lisis, Menéxeno, Protágoras y República I)


3.- La filosofía como vocación.

1. Misión de la filosofía.

"... Es preciso que sepáis que esto es lo que Dios me ordena y estoy persuadido de que el mayor bien que ha disfrutado esta ciudad es este servicio continuo que yo rindo a Dios. Toda mi ocupación es trabajar para persuadiros, jóvenes y viejos, que antes que el cuidado del cuerpo y de las riquezas, antes que cualquier otro cuidado, es el del alma y de su perfeccionamiento; porque no me canso de deciros que la virtud no viene de las riquezas, sino, por el contrario, que las riquezas vienen de la virtud y que es de aquí de donde nacen todos los demás bienes públicos y particulares. Si diciendo estas cosas corrompo a la juventud, es preciso que estas máximas sean una ponzoña, porque si se pretende que digo otra cosa, se os engaña o se os impone... Dadme libertad o no me la deis; yo no puedo hacer otra cosa, aunque hubiera de morir mil veces..." (PLATON: Apología, XVII, 29-30.)

Sócrates se asienta en un compromiso inalterable con la razón y en una profunda religiosidad. Sócrates parece convencido de que las exigencias de la religión y de la razón son perfectamente compatibles.

En el Eutifrón, se pide a su interlocutor Eutifrón que presume de ser experto en teología que defina qué es la piedad. Eutifrón propone que "piadoso es lo que agrada a todos los dioses (9d), Sócrates argumenta que una conducta no es piadosa porque agrade a los dioses, sino al revés: agrada a los dioses porque es piadosa (16 a-d). La convicción socrática es la siguiente: también los dioses son racionales. Sócrates moraliza a los dioses. En cuanto a la piedad, virtud que regula la relación de los hombres para con los dioses, Sócrates rechaza el modo tradiciona: como ofrecimiento de sacrificios del do ut des: doy y me das.


En el segundo cargo que se imputó a Sócrates era el de introducir divinidades nuevas. Reconoce oír una voz divina interior (daimón). Dicha voz le indicaba qué no debía hacer. 


Para Socrates, la misión de la filosofía es procurar la virtud, dejando a un lado intereses personales y la búsqueda de las riquezas, que tanto interesaban a los sofistas. Misión profética y de carácter divino,por la que vale la pena morir mil veces. Mas que una cuestión de transmisión de conocimientos, la filosofía es un arte, el arte de vivir en la ciudad. Mas que por hacer filosofía, Sócrates esta preocupado por enseñar a filosofar.

2. Conócete a ti mismo.

"Óyeme, Eutidemo -dijole-: y a Delfos, ¿has ido ya alguna vez?-Si, a fe, y aun dos veces-, respondió.- ¿Has echado de ver entonces grabado en algún sitio sobre el templo aquello de "Conócete a ti mismo"? -Si, claro. -¿Qué paso, pues: que no se te dio nada de la inscripción o que pusiste atención a ella y trataste de examinarte a ti mismo, a ver quien eras?-Desde luego que no, a fe mía -respondió-; porque, en fin, eso por lo menos creía que lo tenia bien sabido, que a buena hora iba yo a saber otra cosa ninguna, como ni aun a mi mismo me conociera.-Y, que te parece, que se conoce el mismo aquel que solamente su propio nombre sabe o aquel que, así como los que van a comprar caballos no piensan que conocen el que quieren conocer hasta que examinan si es dócil o rebelde, y si es fuerte o flojo, y si rápido o lento, y como anda de las demás condiciones convenientes y disconvenientes para hacer uso de un caballo, así el, examinado que se ha a si mismo, a ver como anda de cualidades para su uso como hombre, ha alcanzado conocimiento de su propia condición y posibilidades?" (JENOFONTE: Memorias, IV, 2, 131.)



La religiosidad socrática expresa el sentir del oráculo de Delfos (dios Apolo): "Conócete a ti mismo". Sócrates interpretó al Oráculo -Sócrates como el hombre más sabio de Grecia-, como un mandato de "que viva filosofando e investigán-dome a mí mismo y a los demás". Sócrates concibe su filosofar como servicio al dios (23 c, 38 e) en beneficio de los atenienses (30 a).


Sócrates da una nueva interpretación de este oráculo. Así, según el, el primer paso hacia el saber, no es dirigir la atención sobre el mundo externo, sino descubrir la razón presente en mi, mediante una meditación sobre mi propio ser: tener conciencia de uno mismo, porque solo así podrá guiar a sus semejantes al descubrimiento de la propia racionalidad, única facultad que puede organizar los datos proporcionados por los sentidos según leyes universalmente validas.

3. El dialogo socrático: ironía y mayéutica

El método socrático adquiere externamente la forma de dialogo. Hace una serie de preguntas o responde a las que su interlocutor se ve obligado a plantearle. No elabora largas demostraciones o argumentaciones complicadas para defender sus tesis. Su labor, misión divina, consiste en tratar de sacar fuera la verdad que ya esta en la misma persona, la cual ignora poseerla.

3 .1 . Ironía.

"-¡Por Hercules!, tenemos a Socrates otra vez con su acostumbrada ironía... esto es, que no sea el quien conteste y que, al ser otro el que conteste, tome el la palabra y el refute...
-Pero, ¿como podría contestar,querido amigo-dije yo (Socrates)- quien, no sabiendo nada de antemano, acepta que realmente no sabe, ... Es mas razonable que hables tu, ya que dices que sabes y que tienes cosas que decir." (PLATON: República, 337-338.)



El proceso socrático consta de una primera parte, que consiste en mostrar una aparente ignorancia sobre el tema a tratar.Entonces comienza una serie de preguntas sobre el problema en cuestión a las que el interlocutor contesta creyendo que sabe responder. En este momento Socrates utiliza el dialogo para hacer caer en contradicciones e inexactitudes a su oponente, que termina reconociendo no saber apenas nada sobre el tema que creía conocer, tomando así conciencia de su propia ignorancia. Resultado al que Sócrates quiere llegar con su sutil ironía.

3.2. Mayéutica.

"El oficio de partera, tal como yo lo desempeño, se parece en todo lo demás al de las matronas, pero difiere en que yo lo ejerzo sobre los hombres y no sobre las mujeres, y en que asisten al alumbramiento, no los cuerpos, sino las almas. La gran ventaja es que me pone en estado de discernir con seguridad, si lo o que el alma de un joven siente es un fantasma, una quimera o un fruto real." (PLATON: Teeteto, 148.)

La segunda parte del método consiste en la mayéutica (que en griego significa "arte de ayudar a dar a luz".)

Si por la ironía, Sócrates sitúa en la duda a sus oponentes, por la mayéutica, les hace descubrir poco a poco la verdad, como si ellos mismos la sacasen de su interior, es decir, como si diesen a luz la verdad. Sócrates no impone al dialogo fórmulas prefabricadas. Su objetivo es- una vez creado el desconcierto por la ironía- que el interlocutor prosiga por cuenta propia la investigación sobre si mismo y sobre el bien universal.

4.- Política y ciudadanía.

¿Cuál fue la actitud de Sócrates ante la polis y ante la política? Sócrates asumió con lealtad y gallardía sus obligaciones para con la polis. Participó en la guerra como hoplita (campaña de Potidea, 432 a.C., batalla de Delión, 424 y Anfípolis en el 422 a.C.).

Después de la batalla de las Arginusas (406 a.C.) en un triunfo pírrico los generales fueron juzgados, pero Sócrates rechazó las pretensiones para condenarlos. En el 402 a.C., se instaura un régimen oligárquico -Treinta tiranos- a los cuales Sócrates se enfrentó.

La posición de Sócrates ha de interpretarse como un compromiso personal con la justicia y con la polis. El ciudadano se debe a la polis a través de un pacto inviolable. Este pacto es el que hizo que Sócrates rechazará huir de la condena a muerte. Huir hubiera sido contradictorio con su propia trayectoria vital.


4.- Felicidad, virtud, saber.

1.- Virtud y felicidad.

"Por mi parte estoy bien convencido de que, entre todos los sabios, no se encontraría ni uno solo dispuesto a creer que nunca ningún hombre se engaña voluntariamente y hace con todo su querer cosas malas y vergonzosas: ellos saben que lo hacen muy a su pesar... Si, pues, lo agradable es bueno, nadie sabiendo o pensando que otra acción es mejor que la que el realiza y que es posible, querrá hacer lo que lleva a cabo, siendo así que puede obrar mejor, y dejarse vencer es pura ignorancia, mientras que vencerse es saber." (PLATÓN: Protágoras, 345 y 358.)

Sócrates exhorta a la virtud convencido de que la reforma de la polis es inseparable de la reforma moral del individuo. Éste es el modo socrático de "hacer política" (Gorgias, 521d). Sócrates está convencido de que la virtud es el bien supremo, bien preferible, incluso, a la propia vida.

La ética socrática no es una ética de deberes (Kant, s.XVIII). Sócrates conecta la virtud con la felicidad.

¿Qué relación existe entre virtud y felicidad? Existen al menos tres posibles posturas:
a) La felicidad consiste en la vida virtuosa (tesis de la identidad).
b) La virtud como medio para alcanzar la felicidad (tesis instrumentalista).
c) La virtud es el bien supremo pero no el único, bienes que dejan de ser verdaderamente tales sin virtud, pero que con virtud incrementan la felicidad (tesis de la suficiencia)

2.- Las exigencias de la justicia.

Nunca se debe obrar injustamente y tampoco se debe hacer daño nunca a los demás (49c).

Consecuencias:

a) No se debe devolver injusticia por injusticia ni daño por daño (49 b-d).
b) Rechazo de la concepción de la justicia basada en la ley del talión (venganza).

Paradoja:

Es peor cometer injusticia que sufrirla. Sócrates no dice que sufrir injusticia sea algo bueno, dice que es menos malo que cometerla.

La concepción de la injusticia como enfermedad del alma cuya salud debe ser restablecida mediante el correctivo oportuno.


3.- Virtud y saber: el intelectualismo moral(1) .

El hombre, si obra como tal, debe practicar conscientemente el bien y la virtud,debe saber lo que hace.

Pero, ¿como practicar el bien y la virtud si no se conocen? Este es el interés de la ciencia socrática. No se preocupa de definiciones de cosas o fenómenos naturales,ni de conceptos físicos, sino de conceptos morales y valores humanos. Para él, así como los mejores artesanos son los que mejor conocen las cosas de su oficio, así los mejores hombres son los mas sabios. Entonces, ¿el saber lleva indefectiblemente al bien?

La virtud depende del conocimiento: solamente se puede ser valeroso, justo, etc., si se sabe qué es el valor, etc., Sócrates al reducir la virtud al conocimiento se le a calificado de "intelectualismo moral". Sócrates interpreta la acción moral desde el modelo de los saberes técnicos -sophos-.

Paradoja: El que obra mal voluntariamente es mejor que el que lo hace involuntariamente.

La propia paradoja muestra la insuficiencia del modelo. Nunca nadie puede obrar mal a sabiendas de que obra mal. El saber (de la virtud) es condición necesaria y suficiente de la conducta virtuosa.

El origen del mal: la ignorancia. No hay lugar para el predominio de las pasiones y deseos como fuente y explicación de conductas moralmente deficientes (akrasia).

En resumen: sabiduría, virtud y felicidad son inseparables y se implican mutuamente. Saber para obrar bien y obrar bien para ser feliz.


4.- La pregunta ¿qué es X?

Al ser Socrates el primero que tratando de las virtudes morales, intento buscar unas definiciones universales sobre ellas... Intentaba razonar silogísticamente las cosas, y el principio de los silogismos, que es la esencia misma de las cosas... Dos cosas son, efectivamente, las que hay que atribuir a Socrates por propio derecho: el principio de la inducción y el de la definición de valor universal. Ambas cosas son el principio de toda ciencia." (ARISTÓTELES: Metafísica, XII, 4, 1078.)

En los diálogos socráticos aparece planteado los problemas del areté: ¿qué es X?, donde X es, en cada caso, una virtud. La pregunta ¿qué es X? Supone, al menos implícitamente, de que existe algún rasgo (o conjunto de éstos) objetiva y universalmente presente en todos aquellos objetos o individuos a los que se aplica adecuadamente el predicado en cuestión. Platón al afirmar la existencia de las Ideas o Formas "separadas" de los múltiples casos particulares a los que se aplica el predicado universal correspondientes, dio un paso más allá.

Según Aristóteles, a través de la pregunta ¿qué es X? Fue el pionero en la búsqueda de las definiciones universales y en el uso de razonamientos inductivos. Pero, ¿en que consisten las definiciones inductivas? Para definir un concepto, Sócrates va subrayando a través del dialogo un conjunto de casos particulares en los que aparece con toda claridad un aspecto común a todos ellos. Esa característica común constituye su contenido permanente y esencial, es decir, el concepto universal, que establece el objeto de la ciencia en cuanto verdadero saber. Sócrates limita el principio de inducción y la definición de valor universal al mundo de la ética, que es el único campo tratado por el; para Sócrates no hay mas ciencia que la ciencia del bien vivir. 

5. El alma y Dios.

"Nunca he podido convencerme de que el alma, hasta que permanece en un cuerpo mortal, viva, y cuando se separa de el, muera... Por el contrario, creo que cuando la Inteligencia sincera y pura se separa del cuerpo, entonces la razón quiere que sea mas intelectual que nunca."(JENOFONTE: Memorias, I, 4.)

"Ese Dios que dirige y mantiene en orden el mundo... solo es visible por las obras que realiza, pero invisible en lo que establece en su concierto interior." (Memorias, IV, 3.)


Pero la felicidad socrática, ¿puede ir mas allá de esta vida terrena? No puede afirmarse rotundamente una respuesta positiva del autor. Lo que si parece cierto es que Sócrates entrevé una cierta vida ultraterrena, a partir de dos verdades admitidas por el: la inmortalidad del alma y el concepto de Dios.

La inmortalidad es algo expresado continuamente en sus diálogos. El alma sobrevive al cuerpo con capacidad mas perfecta que la que posee en esta vida.

Su idea de Dios no llega a la perfección que mas tarde aporta el cristianismo, pero se acerca a esta idea. No admite que los dioses intervengan en todos los asuntos humanos mezclándose con ellos y salpicándose de las mismas pasiones que los mortales. Esta idea es causa de la acusación de impiedad por parte de sus contemporáneos.



Nota:

(1) El intelectualismo moral padece la confusión de no distinguir el plano teórico y el práctico. Puedo saber que es ser justo, pero no practicarlo. Las definiciones acerca de qué es la virtud si pretenden decirnos algo, previamente deben ser claramente definidas, pero esto puede ser bastante arduo, cuando no interminablemente tedioso. Para el intelectua-lismo moral basta saber lo que es la equidad, para ser justo en el orden práctico, y por ello, afirmarán que si no lo realizas es por ignorancia. Si sé que fumar puede matarme, lo razonable sería no fumar, entonces, ¿por qué sigo fumando? La respuesta, sería la falta verdaderamente de lo que significa que el fumar me puede matar. La otra respuesta es que sé perfectamente que el fumar me puede causar la muerte, pero no tengo voluntad para dejar de fumar. Si no tengo voluntad, no puedo ser responsable de mis actos y lo más sensato sería que prohibiesen todo aquello que mi débil voluntad se encaminará como una flecha. Curiosamente, la debilidad de la voluntad tendería de forma espontánea a aquellas conductas que socialmente considera punibles o censurables. El tema de la voluntad, o mejor, la falta de voluntad se explora con entretenimiento y amenidad en el ensayo "Lo que Sócrates diría a Woody Allen. Cine y Filosofía" de Juan Antonio Rivera que obtuvo el premio Espasa-Ensayo.2003. Espasa Calpe, Madrid, 2003.





Bibliografía:

Ana Mª Andaluz Romanillos,José Sarrión Cayuelas, Luis Tatay Alabau.- Historia de la filosofía a partir de los textos. ed.Edelvives,Zaragoza,1988. El mejor texto para los alumnos de bachillerato.

Tomás Calvo Martínez. Historia de la filosofía antigua. ed. Carlos García Gual, ed. Trotta y CSIC. Enciclopedia iberoamericana de filosofía. Vol.14. Valladolid, 1997.

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