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La polèmica sartriana de Pouvoir et Liberté (II)

 II



Simone de Beauvoir, en el su llibre La ceremonia del adios*, explica la gènesi d’aquesta col•laboració al 1977. Sartre havia sigut sempre fidel al pensar sol, ara volia un pensament del nosaltres (VP):

“ Sería necesario un pensamiento que fuera verdaderamente concebido por ti y por mí al mismo tiempo, en la acción del pensamiento, con las modificaciones en cada uno que provoca el pensamiento del otro, y sería necesario llegar a un pensamiento nuestro, es decir en el que tú te reconocieras pero, al mismo tiempo me reconocieras, y yo me reconociera reconociéndote...

“Mi situación es, sin ebmbargo, curiosa: en líneas generales, yo ha terminado mi carrera literaria. El libro que hacemos actualmente es un libro allende las cosas escritas. No es del todo un ser viviente, un viviente de más edad, el que habla contigo; me encuentro un poco liberdado de mis obras... Contigo quiero (...) hacer una obra que esté más allá de mi propia obra.

“De hecho, no estoy muerto, como bebo, pero lo estoy en cuanto mi obra, ya terminada... Mis relaciones con todo lo que he escrito hasta ahora ya no son las mismas; yo trabajo contigo, tú tienes unas ideas que no son las mías y que me harán ir en ciertas direcciones que yo no tomaría. Por consiguiente, estoy haciendo algo nuevo; lo hago como una última obra y, al mismo tiempo, como una obra aparte, que no pertenece al conjunto, aunque, naturalmente, tenga con el algunos rasgos comunes: por ejemplo el concepto de libertad.” (págs.132-133)

En palabra de Beauvoir, “este libro era para  él “la moral y la política que querría haber terminado al final de mi vida”, (pág.132) 

Beauvoir fa un retrat de Pierre Victor poc amable, aquestes son les seves paraules:

“(...) Antiguo dirigente de la izquierda proletaria, Víctor conserva una mentalidad de “jefecillo”; necesitaba que todo el mundo doblara el espinazo ante él. Pasaba fácilmente de una convicción a otra, pero siempre con la misma tozudez. De la intensidad mal controlada de sus entusiasmos, extraía unas certidumbres que no podían ser cuestionadas. Eso daba a sus razonamientos una fuerza que algunos consideraban irresistible, pero la escritura exige una actitud crítica que le era desconocida; se sentía ofendido si alguien la adoptaba ante un texto suyo. En adelante, no nos dirigimos más la palabra. En casa de Sartre evitaba encontrármelo. Era una situación desagradable. Hasta entonces los verdaderos amigos de Sartre habían sido también los míos. Víctor fue la única excepción.” (pág.147)

 Simone de Beauvoir remarca el interés de Sartre por finalizar Pouvoir et Liberté, “sus diálogos eran grabados en magnetófono. Explicó a Michel Sicard –en un texto que aprecía en Obliques –cómo concebía este trabajo:

“Si el libro es llevado hasta el final, será una forma novedosa (...) una verdadera discusión entre dos personas existentes, que tienen las ideas que desarrollan al escribir; cuando estemos el uno contra el otro no será una ficció, será una verdad (...) en este libro habrá momentos de enfrentamiento y momentos de concordia y ambos son importantes... Estelibro de dos autores es esencial para mí porque la contradicción, la vida, estarán en el libro. La gente que lo lea (...) adoptará puntos de vista diferentes. Eso es lo que me apasiona” (pág.148-9)

Simone de Beauvoir veia a Sartre com lluita amb ell mateix mentre treballava amb Pierre Victor ( finals de 1979):

“-¿Ha trabajado bien?

Me respondía el primer día:

-No, hemos estado discutiendo toda la mañana a propósito de... (tal o cual cosa).

Al día siguiente me respodía:

-No. No estamos de acuerdo.

Temía que hiciera demasiadas concesiones. Me hubiera gustado estat al tanto de esas charlas; pero se grababan en el magnetófono, y Arlette, encargada de descifrarlas y copiarlas a máquina, trabajaba muy despacio.

-Nada esta a punto todavía –me decía Sartre.” (pág.156)

Cap el març de 1980, el text de Sartre i Pierre Victor sortia a la llum. Així ho explica la companya de Sartre:

“Puede conocer por fin esta conversación, firmada por Sartre y Benni-Lévi –el verdadero nombre de Víctor- ocho días antes de la fecha de publicación. Me consternó; no se trataba en absoluto de ese pensamiento plural al que Sartre hacía referencia en Obliques. Víctor no expresaba directamente ninguna de sus opiniones: se las endosaba a Sartre, intepretando, en nombre de no sé qué verdad revelada, el papel de fiscal. Su tono, la arrogante superioridad que adoptaba ante Sartre, indignaron a todos los amigos que leyeron el texto antes de su aparición. (...) Víctor había cambiado mucho desde que Sartre lo conociera. Como muchos abtiguos maoístas, se había vuelto hacia Dios, el Dios de Israel, puesto que él era judío; su visión del mundo se había vuelto espiritualista e incluso relgiosa. Ante esta nueva orientación, Sartre refunfuñaba (...):

“-¡Víctor quiere absolutamente que todo el origen de la moral esté en la Torah! ¡Pero yo no estoy de acuerdo!

(...) Víctor, en lugar de ayudarlo a que enriqueciera su pensamiento, lo presionaba para que renegará de él. ¿Cómo podía pretender que la angustia no había sido para Sartre más que una moda, cuando nunca se había preguntado por las modas? ¿Cómo se atrevió a debilitar la noción de la fraternidad, tan fuerte y tan dura en la Crítica de la razón dialéctica? No oculté a Sartre la amplitud de mi decpeción.

Simone de Beauvoir intenta explicar aquests canvis de Sartre explicant-ho així:

“Viejo, su cuerpo en peligro, casi ciego, el porvenir le resultaba inaccesible. Recurrió a un sucedáneo: militante y filósofo, Víctor encarnaría el “nuevo inelectual” con el que Sartre soñaba y que había contribuido a crear. (...) Finalmente, creo que eso fue muy importante, Sartre ya no podía leer, leerse. Yo soy incapaz de juzgar un texto que mis ojos no hayan descifrado. Sartre era como yo, y éste sólo controló por medio del oído. Dijo en la conversación con Contant: “El problema es que este elemento de crítica reflexiva que está constantemente presente cuando uno lee un texto con sus propios jos, nunca está muy claro durante una lectura en voz alta. (...) Cuando se publicó la entrevista se sorprendió y se afligió al enterarse de que todos los satrianos, e incluso, de una manera general, todos sus amigos compartían mi consternación.” (pág.158-160)


La polèmica sartriana de Pouvoir et Liberté (II)

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