" (...) lo que ocurre es que Sócrates no enseña nada, simplemente anda por ahí, y, además, su andar por ahí no comporta ni rasgo alguno espectacular ni ninguna otra pretensión especial; no es un maestro, no es un dirigente, no es un rebelde, no hace nada excepcional, no funda nada, no promete nada, no sabe nada; no es ni rico ni especialmente pobre, ni poderoso ni especialmente desvalido; parece reunir todas las condiciones para ser un hombre trivial." (pág.83)
Nota:
* Felipe Martínez Marzoa. Historia de la filosofía antigua. Tractatus philosophiae.ed.Akal. Madrid, 1995
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