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Sartre: Cara B (II)

 


"¿Y cómo encaja la llegada a Francia de los disidentes del último periodo, empezando por Solzhenitsin? Estamos en 1974. Los propios maoístas han contribuido mucho al descrédito del sovietismo, al menos con su crítica al "revisionismo" estalinista, es decir, con la idea de que el P"C"F -las comillas son suyas- se ha vuelto una fuerza conservadora y contraria al estallido de la revolución en Francia. Y Sartre, siguiendo a los maoístas, ha acabado distanciándose: "El PC se ha encontrado en una situación de complicidad objetiva con De Gaulle... Los partidos comunistas occidentales, y en particular el PC francés, fueron adiestrados por el estalinismo para no tomar el poder"(el subrayado en negrita es mío). Pues bien, ahora los maoístas se le encaran. Philippe Gavin, en On a raison de se révolter [Tenemos razón en rebelarnos], menciona a Solzhenitsin y le pregunta si en vista de lo que piensa ahora de la URSS, en vista de que "allí la libertad no existe en ninguna parte, ni siquiera para los jefes", no debería "apoyarle". (...) ¿Acaso no busca la libertad, "aunque no estemos de acuerdo con lo que dice"? ¿No estamos, pues, objetivamente, en el mismo bando? Sartre replica: "Solzhenitsin tiene ideas del siglo XIX, que no se adaptan a la sociedad actual. Es, pues, un elemento nocivo para el desarrollo". Y también: "Es evidente que el verdadero pensamiento de oposición surgirá en unas circunstancias más importantes que la simple existencia de un individuo como Solzhenitsin". Por último, para justificar este punto de vista tan, digamos, expeditivo, para explicar que lo que pueda decir Solzhenitsin es nulo y sin valor, y no merece la reflexión del filósofo: "Ha conocido los campos de concentración, de modo que ha padecido a fondo la ideología soviética". (...) Una vez más, la estupidez del argumento nos deja atónitos. Nos asombra esta perseverancia en lo que acaba siendo una ceguera incomprensible. Sartre apenas dará su brazo a torcer. (..) y en 1978 le confiesa a Juan Goytisolo que Solzhenitsin, "cuyas opiniones y fines son inaceptables", está dando "un testimonio esencial sobre el gulag*". (págs 419-420)


PD: He rebut la noticia que Martha C. Nussbaum serà una de les escollides per a la Selectivitat! Passem del segle XIX al XXI, sense cap parada al segle XX. He reivindicat la figura de Sartre, perquè ell va ser l'expressió de la figura del intel·lectual amb les ombres i llums corresponents.  Qui a llegit a Nussbaum? Definitivament aquesta gent de Selectivitat son uns esnobs insofribles. 


Sartre: Cara B (I)

 


Jean-Paul Sartre


Cuando Sartre insultaba a Solzhenitsin*


Dejemos atrás esta primera época, aunque llega hasta 1968 y la intervención rusa en Checoslovaquia. Dejemos atrás el período comprendido entre los primeros disidentes y Margarete Buber-Neumann, Rousset, Silone y tantos otros. Dejemos atrás el largo periodo en el que Sartre deja por fin de hacerse ilusiones sobre la verdadera naturaleza del "socialismo" soviético (...), y de que la gran diferencia entre el nazismo y el estalinismo consiste en que el primero pretendía rebajar al hombre, mientras que el segundo nunca había perdido de vista su ideal originario, dejemos atrás esta casuística de los fines y los medios que marcó a toda una generación y explica -por supuesto sin justificarla- la terrible y persistente indulgencia de Sartre. Pero ¿y el periodo siguiente? ¿Cómo se adapta el Sartre marxista o afín al marxismo -el de la Crítica de la razón dialéctica y Las palabras, el Sartre, el Sartre que, como veremos, acaba haciéndose hegeliano -al nuevo clima creado, más o menos, a partir del golpe de Praga y mayo del 68? (pág. 418-9)


La filosofia elèctrica d'Albert Camus

 


Albert Camus

La carta que Camus va enviar a Les Temps Moderns*, en resposta a la ressenya de Jenson al llibre El home revoltat**, diu el següent:

"Con El hombre rebelde emprendí un estudio del aspecto ideológico de las revoluciones. Y no sólo estaba en mi más estricto derecho; quizá también había cierta urgencia de hacerlo en un época en la que la economía es la guinda de nuestra tarta y en la que cientos de volúmenes y de publicaciones llaman la atención de un público muy paciente sobre los fundamentos económicos de la historia y la influencia de la electricidad en la filosofía."(pág.200)


El subratllat en negreta és meu. Té gràcia, aquesta imatge de la filosofia, perquè en un temps que s'havia descobert a un Marx humanista -Manuscritos- i un Marx "científic" -El Capital-, tothom, a França, s'escorava cap el Marx científic. On l'economia guanyava qualsevol altra possibilitat d'explicar a Marx. De fet, al parer de Martínez Marzoa (1983), Marx i la seva filosofia, és El Capital. Així que Camus, es defensa de Jeanson, al explicar que ell, no menysprea l'economia, ni l'historia, però que hi altres formes d'abordar les revolucions. La ironia de l'electricitat com explicació de la filosofia és un bon contrapunt a les tendències més positivistes del pensament ortodox marxista.


La ruptura entre Camus i Sartre segons Jeanson (III)

III


Jeanson-Camus-Sartre


Dins d’aquesta polèmica què avui pot semblar incomprensible, demostra en el fons, els temps d'indigència intel•lectual en el què vivim tots plegats. En un món transformat en global i on els diners son el valor de totes les coses, parlar de idees, sobre el compromís social, l’ètica, la política, la crítica d’un món que sembla dirigir-se cal el desastre: canvi climàtic, desigualtats descarnades, exhibició de la força de les armes, del cinisme de les grans potències i l’aparició de nous messies que exalten valors que fan freda,  tot això amplificat per xarxes socials, plenes de trols i fanàtic de tota mena, done encara avui, valor a una controvèrsia que va marcar a tota una generació.

Quina va participar activament en aquesta controvèrsia, Francis Jeason(1), dona la seva propia versió del que va passar. Cal recordar que ell va ser l’encarregat de fer la ressenya del llibre de Camus “El home rebel”,  per la revista Les Temps Moderns.

Diu Jeanson el següent  sobre l'afer:

“Ante todo,  cuando apareció L’homme révolté yo no conocía a Albert Camus: únicamente había leído la totalidad de sus obras, entre las cuales no me había gustado más que L’Etrange. Tampoco le he conocido después: sólo el azar (puesto que gravitábamos en los mismos círculos) había mantenido hasta entonces esa distancia entre nosotros; la polémica hizo de ella una necesidad. (...) 

Si hoy  experimento la necesidad de precisar esto, es porque no me gustaron algunos de los ecos suscitados por nuestra disputa. Ciertamente, no me gustaba la forma en que Camus rechazaba a priori todo compromiso revolucionario en nombre de una “rebeldía” personal que no podía ser preconizada colectivamente más que al precio de hundirse en el individualismo. (...)

(...) Y las declaraciones de Camus relativas a la guerra de Argelia, entre 1956 y 1958, no hicieron evidentemente nada que me inspirase la menor simpatía hacia él*. Esta es quizá la razón por la que no me tomé el trabajo de leer su último libro, La Chute  [La caída], durante los años en los que yo me esforzaba por prestar un cálido apoyo a los argelinos en su lucha por la independencia. De suerte que Camus había muerto un año antes –en enero de 1960, en un accidente de automóvil**- cuando ese libro cayó por fin en mis manos. Y mi sorpresa al leerlo fue inmensa. Por primera vez, me pareció que Camus se había puesto en cuestión por entero.(...)

Bien empleado me estaba: era demasiado tarde. Me había creado una cierta imagen de él –la de un La Rochefoucauld de los tiempos modernos, un triste metafísico que reprochaba a un Creador ausente las injusticias de la condición humana, un falso rebelde que cultivaba su rebeldía cotizando para la Cruz Roja, y he aquí que me hacía la jugada de resurgir, a través de las páginas de ese libro, más vivo que nunca. Completamente muerto, sin embargo, y, para mí mismo, no superable. Tal es el Absurdo del cual él había hablado, ¡ay!, demasiado sabiamente.”  (pág.208-9)


La ruptura entre Camus i Sartre (II)

 II

Francis Jeanson, explica com va anar l’afer Camus, al seu llibre Jean Paul Sartre en su vida*.




Cal recordar que Jeanson va ser l’autor de la ressenya que va fer per la revista Le Temps Moderns del llibre de Camus L’Homme revolté.

Nota sobre el “affaire Camus”

“Por qué no decirlo? Habiendo sido, en 1952, la causa ocasional de la ruptura entre Sartre y Camus, me las había arreglado para acabar mi libro* sin haberle dedicado a este “affaire” más que una alusión muy breve.

(...)

Una forma radical de ser “objetivo” consistiría en remitir al lector a los diversos textos en cuestión:

L’home révolté, de Albert Camus; “Albert Camus ou l’âme révoltée [Albert Camus o l'ànima rebel], por Francis Jeanson (Les Temps Moderns, mayo de 1952);

“Lettre au directeur de Temps Moderns”, por Albert Camus, fechada el 30 de junio de 1952 (T.M, agosto de 1952);

“Réponse à Albert Camus”, por Jean-Paul Sartre (T.M., agosto de 1952);

“Pour tot vous dire...” por Francis Jeanson (T.M., agosto de 1952)

Pero  esta forma de objetividad sería, en efecto, tan radical que, por temor a influenciar al lector en un sentido o en otro, renunciaría incluso a indicarle en qué circunstancias concretas llegó a estallar el asunto. Para paliar esta laguna, apelaré a un anàlisis relativamente exterior: el de Michel Contat y Michel Rybalka, y después al testimonio del Castor [Simon de Beauvoir], en el cual se inspira dicho anàlisis en determinados pasajes.

I. Les écrits de Sartre 

“Sartre  y Camus, que se había consagrado mutuamente artículos elogiosos (Sobre Le Mur y sobre L’Etranger, respectivamente), se encontraron por primera vez, en junio de 1943, en el estreno de Les Mouches. Camus acababa de llegar del Norte de África. (...) establecieron lazos de amistad que se reforzaron por su común participación en la Resistencia, en la que Camus tenía sin embargo responsabilidades prácticas mucho más importantes que Sartre, puesto que asumía funciones dirigentes en el movimiento Combat. (...) A finales de 1945, al ceder Camus cada vez más al anticomunismo, se traslucieron serias disensiones políticas entre los dos escritores, sim que pese a todo la cordialidad de sus relaciones personales resultase afectada todavía. Poco después, una primera riña, debido como siempre a un mal entendimiento político, agravada por el caràcter poco conciliador de Camus, les separó hasta marzo de 1947. Se reconciliaron en el momento de la aparición de La peste, pero sus divergencias de pensamiento no por ello dejaron de acusarse. Políticamente, se perfiló  un acercamiento efímero, en el terreno de su común hostilidad al gaullismo, cuando se lazó el “Premier appel à l’opinion internationale” que firmaron los dos, Camus y Sartre. En cambio, Camus no firmó el llamamiento para la creación del RDR [Agrupación democrática y revolucionaria] y no formó  parte del movimiento; pero apoyó algunos meses más tarde el de los Ciudadanos del Mundo, que Sartre consideraba ingenuo e ineficaz.

La aparición de L’homme révolté (Gallimard, 1951), donde Camus expresaba posturas filosóficas, morales y políticas muy opuestas a las de Sartre, debía precipitar una ruptura que ya la amistad no sería capaz de evitar en lo sucesivo. (...)

Esas son las peripecias públicas de una ruptura que debería ser definitiva: los dos escritores no se volvieron a ver jamás. A la muerte de Camus (1961), Sartre le dedicó sin embargo un artículo emocionado; pues, sojuzgaba débil al pensador y condenables a veces sus abstenciones políticas, había conservado su simpatía por el hombre y su estima por el escritor.

(...) Ya se suscriban las posiciones de Sartre y de Jeanson o se prefieran las de Camus, o bien se recusen unas y otras, no se puede dejar de admirar la calidad –tanto de pensamiento como de expresión- de una controversia que sin duda constituye uno de los grandes momentos de  la vida intelectual francesa de la postguerra.” (pág.202-6)


Sartre parla contra els totalitarismes (I)



Parlant del feixisme i Sartre, diu Lévy*: “ (...) ha sido uno de nuestros intelectuales mejor pertrechados para pensar, problematizar y rechazar el despotismo, todas las formas de despotismo, incluyendo, cómo no, el fascismo y el estalinismo.”

La afición a la disputa

Porque veamos. Éste es el primer teorema: no se entiende nada de los totalitarismos que han ensangrentado el siglo XX, no se entiende, sobre todo, por qué ejercieron esa fascinación terrible sobre los pueblos, si olvidamos que sus responsables siempre se presentaron como personas que, antes de incendiar el mundo, antes de asolarlo, antes de eliminar a los judíos, kulaks, burgueses y otros “piojos” o “bichos inmundos” cuyo único crimen era haber nacido, tuvieron el proyecto de alumbrar un hombre nuevo y un mundo mejor.”

(...) Así es la primera ecuación que, sin comparar, ayuda a pensar y, sin perder nunca de vista lo que distingue irrevocablemente los crímenes de unos y otros, sin pasar por alto la singularidad de cada uno de ellos y la del Holocausto, destacadísima, permite conocer las regularidades que tienen en común. Su fuerza consistió en presentarse, de entrada, como amigos del género humano.

Sartre rechaza la “idea de buena comunidad”, pues, “todos los personajes de la primer época son hombres solos que experimentan las distintas formas de la aflicción, la separación y el antagonismo.” (pág.306)


Un món desmemoriat, on l'extrema dreta sedueix alegrament a una part del electoral d'Europa, valdria la pena escoltar a Sartre que va viure de primera mà el que va significar l'arribava dels totalitarismes a Europa. Perquè el missatge essencial de l'extrema dreta segueix sent el mateix. Un essencialisme, envers, la família, la pàtria, la naturalesa de les coses com ancoratge en un món a la deriva, això és el que demà l'extrema dreta què es presenta com si la realitat fos eterna e inamovible.


Sartre es troba amb la contingència!

 Llegint la conversa entre Jean-Paul Sartre i Simone de Beauvoir*,  hi ha un moment de la conversa força divertit. 





Parlen d’un època on Sartre comença a “l’Escola Normal”, el lloc imprescindible per fer carrera a França. Un concepte fonamental del existencialisme és el de contingència. 

"-S de B.- Y de dónde le vino la primera de sus ideas importantes –que persistió siempre de una u otra forma –la idea de la contingencia?

J-P.S.- Bien. La primera alusión a esta idea, la encuentro en la libreta que anunciaba los “Supositorios Midy”.

S.de B.- Cuente qué era esa libreta.

J-P. S.- Esa libreta la encontré en el metro. Era la época en que preparaba el ingreso en la Escuela Normal; fue mi primer cuaderno de filosofía y lo había recogido para anotar todo lo que pensaba.

S.de B.- ¿Era una libreta que encontró en blanco?

J-P.S.- Si, yo estaba en el metro. Y entonces me acerqué a un objeto que estaba en un asiento; era una libreta, completamente en blanco. Era un cuaderno ofrecido a los médicos como propaganda de los laboratorios “Midy”, una especie de agenda. Así pues, si tenía un pensamiento que comenzara por A, lo anotaba. Pero lo raro fue el primer pensamiento sobre la contingencia. Reflexioné sobre la contingencia a partir de una película. Veía películas en las que la contingencia no aparecía, y cuando salía del cine, me encontraba con ella. Era la necesidad de las películas la que me hacía sentir, a la salida, que no había necesidad en la calle. La gente iba y venía, era gente del montón… “(pág.188-9)



Ressenya: L'existencialisme és un humanisme

Ressenya*:




Un llibre de combat, escrit al any 1946 on es defensen les tesis principals del existencialisme enfront dels malentesos apareguts per la seva publicació. Un llibre breu, però contundent. Més enllà dels especialistes, els filòsofs i les corrents filosòfiques, acaben sent resumides en filosofemes. I un d’aquest dins del existencialisme diu així: “l’existència precedeix a l’essència” (pàg.46).

Per entendre bé, aquesta afirmació, caldria llegir precisament, aquest llibre que és una mena de recapitulació d’un més extens i que només pot interessar al gremi filosòfic, com és L’Esser i el No-res (1943).  

Comprendre a l’autor, vol dir, interpretar-ho tal com ho entenem nosaltres. Quant més precís sigui, menys marge a la interpretació. L’home, no te una naturalesa humana, una essència, que el determini per sempre a ser com és. Per això, l’home és un projecte, un fer-se dins d’una situació, un món. L’altre també existeix. La meva subjectivitat no queda reduïda a un jo tancat en si mateix, al contrari, l’altre és necessari per constituir-me com sóc. I sóc la suma de eleccions que faig. I aquesta elecció, implica que tinc la responsabilitat d' escollir a cada moment, una acció que en fa. No neixo covard, sinó que les meves eleccions en fa ser-ho. Jo sóc l’únic responsable del que arribo a esser. Això vol dir que la meva acció suposa una llibertat absoluta. Intentar encolomar la responsabilitat a les meves deficiències psicològiques o a la societat, no és més que mala fe, ens diu Sartre. Viure es elegir, cada situació que en trobo, tinc que fer eleccions. Puc enganyar-me, no vull la meva llibertat, perquè així no en responsabilitzaré del que faig, sempre és millor donar la culpa a un altre. Vivim en societat i la meva acció repercuteix amb els altres. La meva vida, els meus projectes tenen sempre una dimensió universal que “no suprimeix pas la relativitat de cada època” (pàg.66).

Elecció, responsabilitat i llibertat suposen una línia de conducta que s’expressa amb l’autenticitat. I aquesta opció radical del ésser humà comporta l’angoixa. Si l’home no fos lliure, perquè segueix els mandats de Déu, o les imperatiu de les lleis, llavors, no tindria aquesta angoixa existencial. Quan fem, la nostra acció te conseqüències, i genera en nosaltres aquesta angoixa pel fet de actuar perquè “això suposa que tenen en compta una pluralitat de possibilitats i quan n’elegeixen una, s’adonen que no té altre valor que la ser aquella que han triat” (pàg.50-1).

L’existencialisme del que parla Sartre és un existencialisme ateu. El mateix Sartre ho remarca. Això vol dir, que el sentit de l’existència, el donar valors, no depèn de Déu, sinó del home. El mateix Sartre diu al respecte: “Encara que Déu existís, no canviaria res; vet aquí el nostre punt de vista.” (pàg.76)

Com l’home és fa amb les seves accions, va més enllà d'ell mateix, la paraula per expressar això, en diu transcendència, “en el sentit que l’home no està tancant en sí mateix, sinó present sempre en un univers humà, és el que nosaltres anomenen d’humanisme existencialista.” (pàg.76)

Fins ací, Sartre. Però, tota aquesta explicació té quelcom sentit per nosaltres? Si Sartre hagués esbrinat que la llibertat és escollir radicalment, és així de veritat? On està la trampa, per dir-ho així? On estan les mancances de la seva filosofia? 


PD: És una llàstima que Sartre no estigui ni se'l espera en el programa de selectivitat de filosofia. 


Dia Mundial de la Filosofia

  Missatge de la Sra. Audrey Azoulay*, Directora General de la UNESCO, amb motiu del Dia Mundial de la Filosofia 17 de novembre de 2022 &quo...