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La ruptura entre Camus i Sartre segons Simone de Beauvoir (I)

 




Així explica Simone de Beauvoir la ruptura entre Camus i Sartre*:

" Vi a Camus por última vez con Sartre en un pequeño café de la plaza Saint-Sulpice, en abril. Ridiculizaba alguno de los reproches dirigidos a su libro: daba por sentado que nos gustaba y a Sartre le molestaba mucho contestarle. (...) Francis Jeanson había aceptado finalmente hablar de L'Homme revolté**; había prometido hacerlo con circunspección pero después perdió el control. Sartre consiguió que atenuara algunas durezas pero en la revista [Les Temps Modernes] no había censura. Simulando ignorar a Jeanson, Camus dirigió a Sartre una carta, para ser publicada, en la que lo llamaba "Señor Director". Sartre contestó en el mismo número. Y entre ellos todo terminó.


Simone de Bauvoir fa una síntesi de les posicions antitètiques entre Sartre i Camus, val la pena transcriure'ls:

"Si esta amistad estalló brutalmente fue porque en realidad desde hacía mucho tiempo no subsistía gran cosa de ella. La oposicióm ideológica y política que ya existía entre Sartre y Camus en 1945 se había acentuado año tras año. Camus era idealista, moralista, anticomunista; obligado a ceder por un momento ante la Historia, pretendía retirarse de lla lo más rápido que fuera posible y aunque era sensible a la desdicha de los hombres, la imputaba a la Naturaleza. Desde 1940, Sartre había trabajado en repudiar el idealismo, separarse de su individualismo original y vivir la Historia; próximo al marxismo deseaba una alianza con los comunistas. Camus luchaba por grandes principios y así se dejó captar por las inconsistencias de Gary Davis*; en general no quería participar en las empresas precisas en que Sartre se comprometía. Mientras Sartre creía en la verdad del socialismo, Camus defendía cada vez más resueltamente los valores burgueses; en L'homme revolté se aliaba con ellos. Como el neutralismo entre los dos bloques era finalmente imposible, Sartre se aproximó a la URSS; Camus la detestaba y aunque no le gustaban los Estados Unidos, practicamente se ubicaba a su lado. (...).

Estas disensiones eran demasiado serias como para que una amistad no se rompiera. Además el carácter de Camus no facilitaba los compromisos. Supongo que presentía la fragilidad de sus posiciones, no admitía la discusión y en cuanto se esbozaba una, caía en una de esas cóleras abstractas que se parecen a huidas. Había habido una aproximación entre Sartre y él en el momento de El diablo y el buen Dios y habíamos publicado en Les Temps Modernes su ensayo sobre Nietzsche, aunque no nos satisfizo completamente. Pero esta tímida renovación no había durado. Camus estaba dispuesto a reprochar a Sartre, en la primera ocasión, su complacencia ante el "socialismo autoritario". Desde hacía mucho tiempo Sartre veía que Camus se equivocaba en toda la línea y que además se había vuelto, como le dijo en su carta, "perfectamente insoportable". Personalmente esta ruptura no me afectó. El Camus que había querido, hacía mucho que yo no existía". ((págs-. 258-9)


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