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John Locke (II)

2.1.1.- Refutación de la teoría de las ideas innatas.

"Supongamos que la mente (...) sea un papel en blanco, limpio de todo signo ("a white paper, with no character on it"). ¿Cómo llega a tener ideas?, ¿de dónde saca todo el material de la razón y del conocimiento (...), ese prodigioso cúmulo de variedad casi infinita, que la activa imaginación ha pintado en ella? Contesto con una sola palabra: de la experiencia. Este es el fundamento de todo nuestro saber, que de ella deriva en última instancia."



Locke dedica el Libro I del Ensayo a refutar la doctrina de las ideas innatas. Su crítica puede sintetizarse en los siguientes puntos:

1) La postura innatista que Locke critica no es únicamente la de los cartesianos, sino también la de Herbert de Cherbury (1583-1648), los platónicos ingleses de la escuela de Cambridge (Benjamin Wichcote, 1609-1683; John Smith, 1616-1652; Henry More, 1614-1687; Ralph Cudworth, 1617-1688) y, en general, todos los que en cualquier forma sostengan la presencia en la mente de contenidos anteriores a la experiencia, que habrían sido impresos en ella desde el primer momento de su existencia.

Locke apela a los siguientes argumentos básicos para refutar dicha prueba:

a) El consenso universal de los hombres acerca de determinadas ideas y determinados principios (en el caso de que exista, cosa que se pone en duda) también podría explicarse sin la hipótesis del innatismo, mostrando sencillamente que existe otra manera de llegar a él.

b) En realidad dicho consenso universal no existe, como se constata a través del hecho de que los niños y los deficientes mentales no son conscientes para nada del principio de identidad o de no contradicción, ni de los principios éticos fundamentales.

c) No se puede afirmar de ninguna proposición que esté en el espíritu, pero que el espíritu nunca la conoció o nunca fue consciente de ella.

d) La tesis de que hay principios morales innatos se ve desmentida por el hecho de que algunos pueblos se comportan exactamente al revés de lo que postularían tales principios (teóricos y prácticos).

e) La idea misma de Dios no puede decirse que todos la posean, ya que hay pueblos que no «tienen ni siquiera un nombre para designar a Dios, no tienen religión ni cultos».

2) Podría formularse la hipótesis según la cual el intelecto, aunque no tenga ideas innatas, podría empero crear ideas o, si se prefiere, podría inventarlas. Sin embargo, Locke excluye categóricamente tal hipótesis. Nuestro intelecto puede combinar de diversos modos las ideas que recibe, pero de ninguna manera puede concederse a sí mismo ideas simples, y tampoco -una vez que las tiene- puede destruirlas, aniquilarlas o anularlas.

3) El intelecto, en consecuencia, recibe el material del conocimiento sólo a través de la experiencia. El alma piensa únicamente después de haber recibido dichos materiales:

«(...) a medida que éstas aumentan de cantidad y el espíritu las conserva, el alma -gracias al ejercicio- mejora su facultad de pensar en todas sus diversas partes. A continuación, combinando estas ideas reflexionando sobre sus propias operaciones, incrementa su patrimonio y su facilidad para recordar, imaginar, razonar y utilizar otros modos de pensar. »


2.1.2.- La experiencia (sensación y reflexión) es la fuente de las ideas.

"En primer lugar, nuestros sentidos, que tienen trato con objetos sensibles particulares transmiten a la mente "percepciones" de cosas, según los variados modos en que son afectados por los objetos". Esta representación es lo que Locke llama "idea de sensación", fenómeno totalmente pasivo, considerándola como la fuente donde "se origina el mayor número de las ideas que tenemos". La reflexión, "percepción de las operaciones internas de nuestra propia mente" es la otra gran fuente. Al igual que la sensación, es un fenómeno puramente pasivo, entendiendo por tal que "el entendimiento es meramente pasivo y no está a su alcance el poseer o no esos rudimentos, o, como quien dice, esos materiales de conocimiento. Estas son las dos fuentes de conocimiento de donde parten todas las ideas que tenemos o podemos tener de manera natural" (L.II, i, 2, 164.).



En el libro II se establece el principio de que todo el material de nuestro conocimiento, todas nuestras ideas proceden de la experiencia. Y por esta entiende tanto las cosas sensibles externas, como la de las operaciones internas de nuestra mente. La primera tiene lugar cuando observamos las cosas sensibles, es decir, cuando nuestros sentidos convergen con las mismas, lo cual proporciona al entendimiento ideas como “blanco”, “frío”, “dulce”, etc; Locke denomina a esta clase de experiencia sensación y constituye la principal fuente de nuestras ideas. La segunda, llamada  reflexión, tiene lugar cuando observamos y reflexionamos acerca de las operaciones que lleva el entendimiento al ocuparse de ls ideas recibidas por los sentido, así obtenemos las ideas de “pensamiento”, “duda”, “deseo”, etc. Sensación y reflexión constituyen, pues, las dos fuentes a partir de las cuales se originan todas nuestras ideas.

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