David Hume (II)

 3. Hume y la "fuerza suave". 

   Las impresiones pueden dividirse en impresiones de sensación e impresiones de reflexión. La primera surgen en el alma de causas desconocidas. Es decir, no podemos afirmar, o lo que es lo mismo no podemos demostrar que su origen sea eso que el sentido común estaría dispuesto a decirnos, que el origen de nuestras impresiones provienen del mundo exterior. Las segundas, surgen en gran medida de las ideas. Y es en relación a éstas cuando nos habla de las ideas abstractas (relaciones filosóficas).

Cuando hemos recibido impresiones en la mente, éstas pueden reaparecer de dos modos. Pueden reaparecer con un grado de viveza intermedio entre el de una impresión y el de una idea. Este grado intermedio es la memoria. Hume afirma que existe en la memoria una conexión inseparable entre las ideas, no así en la imaginación. En segundo término, puede reaparecer como meras ideas, como débiles copias o imágenes de impresiones. Y la facultad mediante la cual repetimos nuestras impresiones es aquí la imaginación. Según Hume, existe un “principio unitario” que llamará fuerza suave, mediante el cual la naturaleza humana se siente impulsada a asociar las ideas de una manera determinada. Las cualidades de las que surge esta asociación y por la que la mente va de este modo de una idea a otra son tres, a saber: semejanza, contigüidad en el tiempo o en el espacio y causa y efecto. Éstas son relaciones naturales. Junto a estas relaciones naturales, Hume encuentra la existencia de relaciones filosóficas. Enumera hasta siete tipos de relaciones filosóficas. Sin embargo, existe superposición de relaciones naturales y filosóficas. Esta superposición se concreta en los conceptos de semejanza, contigüidad y causa y efecto, aunque funcionan de forma no coincidente con las relaciones naturales.


Hume establece la distinción - iniciada por Leibniz-, entre "relaciones de ideas" y cuestiones de hecho", mientras que las primera se basan en relaciones de ideas y sustentadas en el principio de no contradicción, las segundas, hacen referencia a la experiencia. La relación causal es el fundamento de la ciencia. Pues bien, si las relaciones causales se sustentan en esa "fuerza suave", es decir, mediante la imaginación la mente de forma natural tiende a establecer asociaciones entre ideas, el fundamento de esa relación no están en las cosas mismas, sino en un mecanismo propio de la naturaleza humana, a saber, el hábito o la costumbre. Los seres humanos somo animales de costumbres. La experiencia nos dicta que en el pasado siempre que ha sucedido A sucederá B. Cuantas más veces se haya establecido dicha conexión más fuerte será la creencia que se forma la imaginación y con ella nuestra creencia. Pero del hecho que siempre que en el pasado haya sucedido A no podremos demostrar que necesariamente en el futuro deba darse B. Precisamente, Hume pone en duda, dicha posibilidad. Afirmará que lo posible en el orden de la naturaleza es el criterio al que hay que atenerse. Si decimos que mañana saldrá el sol, Hume no lo duda, si duda en cambio, que podamos demostrar que es una imposibilidad afirmar lo contrario, es decir, mañana no saldrá el sol, por que según él, las dos proposiciones son igualmente consistentes. Ciertamente, mañana sólo una de estas proposiciones será verdadera y la otra falsa, pero su verdad o falsedad se sitúa en el marco de la experiencia.

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